La pareja o los hijos: ¿Quién debe estar en primer lugar?

El justo equilibrio entre tus hijos y el matrimonio es la solución a muchos problemas de pareja.

Erika Patricia Otero

Nadie puede negar que el anuncio de la llegada del primer hijo es una noticia que llena de alegría tanto a la pareja, como al resto de la familia. Eso mismo pasa con el resto de los hijos que llegan al hogar. Son alegría y amor, ciertamente aportan ganas de luchar por sacar toda la familia adelante.

Pero la realidad es que los hijos también significan menos tiempo para estar en pareja, sacrificio, cansancio, una inversión gigantesca de dinero en cada uno de ellos. Preocupaciones que antes no existían y otro montón de aspectos de los que los padres se van haciendo conscientes a lo largo de su vida en pareja.

Sí, tener hijos es un plus para el matrimonio, y también es una responsabilidad que poco a poco redirige el foco de la atención de la pareja hacia los hijos. La situación es que si no eres prudente en la distribución de tu tiempo, terminarás deteriorando la relación marital.

Si aprendes a dar un justo equilibrio del tiempo que das a tu pareja y tus hijos, las cosas no serán tan malas como podrían llegar a ser. Por eso teniendo en cuenta lo anterior, señalaré algunas maneras cómo tus hijos podrían poner en conflicto tu relación con tu esposo y las posibles formas de solucionarlo.

1 Se vuelven los “primeros en la lista”

Según la edad de los hijos, así es la proporción de tiempo que deben dedicarles. Un bebé puede necesitar más tiempo que un niño de 7 o 10 años. Sin embargo, entre cada actividad de cuidado de los hijos, queda algo de tiempo para hablar con la pareja.

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El asunto es que el cuidado de los niños lleva implícito el agotamiento de los padres. Puede llegar a tal punto, que ustedes no van a querer más que bañarse por la noche y rogar que ellos duerman de un tirón hasta las 6 de la mañana, sin que se pasen a la cama de ustedes a seguir demandando tiempo.

Para que eso no suceda, mientras el niño es aún un bebé, deben aprender a distribuir tu tiempo. A medida que ellos se van haciendo más grandes, más independencia deben darles. Con eso podrán llegar a una edad donde no demandarán de ustedes hasta que le sirvas un vaso con agua.

2 Los distancian

Aunque no lo creas, sus hijos estudian cada cosa que ustedes están dispuestos a hacer por ellos. Es así como los ponen a prueba, y si observan que uno de ustedes tienen una conexión más especial con él o ella, lo que van a hacer es absorber esa atención del progenitor preferido, para que le favorezca por encima de su pareja.

El problema es que si cedes exclusivo terreno a las demandas de tu hijo -que te prefiere por encima de tu cónyuge-  la relación de pareja irá cuesta abajo.

¿Por qué?, porque si el padre menos favorito regaña y trata de imponer disciplina, el otro -más valorado- va a intervenir para que “no seas tan estricta o regañona”. Esto les pondrá en desacuerdos en los que como padres no deben caer. Ambos deben estar de acuerdo en la educación de los niños, y si hay contrariedades sobre la educación, ustedes deben arreglarlas en privado.

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3 Son tu único punto de atención

Aunque los amemos, a veces puede ser algo agotador escuchar a una persona hablar cada minuto del día de las maravillas o tragedias de su hijo. Es cierto que ustedes pueden sentirse orgullosos de sus logros y metas; pero no son las únicas personas en sus vidas y tampoco el único tema de conversación.

Ten cuidado porque esto puede desgastar mucho la relación de pareja. Si detectan que su único tema de charla cuando van a comer fuera o pasan tiempo juntos son sus hijos, esto debe ser tomado como una señal de alerta.

Procuren tener temas de charla diversos; por ejemplo, las noticias, la planificación de un viaje, sus metas, sueños y deseos. Son seres humanos, esposos y padres, no únicamente padres, por eso tienen derecho a preocuparse por ustedes mismos y luchar por la felicidad conyugal y personal. Después de todo, ustedes como pareja deben estar bien para que la familia funcione.

4 Están presentes en todo lados

Esto pasa más que todo cuando son pequeños. Realmente no debería ser un problema porque sabes que dependerán de ti por un tiempo. ¿Pero que no tengas tiempo a solas ni en el baño? No, tampoco así.

Personalmente, no comparto la idea del colecho; considero que puede ser causante de muchos problemas de dependencia de los hijos. Está bien que tengas que llevar a tu bebé a la cama matrimonial cuando está enfermo para cuidar de él, pero es bueno que duerma en su propia cama, aunque tengan la cuna en la misma habitación por un tiempo.

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El asunto es que el colecho -solo a mi parecer- hasta los 3 ó 4 años hace a los hijos dependientes. No podrán dormir si no están con sus padres,  y así lograr que duerman en su propia habitación será cada vez más difícil.

El asunto es que va a avanzar al punto que llegarán de manera sorpresiva a la habitación conyugal, y podrían sorprenderlos en un momento íntimo. Ningún padre quiere eso. Pero aparte de eso, mata la pasión porque les roba intimidad.

Cuida que tus hijos desde pequeños tengan su propio cuarto. Entre más rápido aprendan a dormir solos, será mejor para todos en casa.

5 Todo tu mundo gira en torno a ellos

-“¿Qué tienes que hacer hoy”

“Pues te diré: recoger a Dani del colegio, luego llevarlo a almorzar algo porque no alcanzo a llegar a casa para luego llevarlo a su partido de fútbol, esperarlo allí porque no tiene sentido regresar a casa. Estaremos acá a eso de las 6 de la tarde, luego debo ayudarle con las tareas y con suerte podré dormir a eso de las 10 pm. ¿Por qué lo preguntas?”

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-“Mmm, pensé en que sería buena idea ir a cine, pero no hay tiempo

Sucede a menudo en muchas parejas. Su vida gira en torno a sus hijos y la vida de ellos, mientras la de ustedes queda relegada a un segundo lugar. Luego llegan los problemas de deslealtad, pero la culpa es de ambos porque no aprendieron a distribuir tiempo ni a darse el espacio que se merecían.

Tus hijos tienen derecho a su infancia, de la misma manera que tú tienes derecho a tu tiempo en pareja o a solas. Eso no tendría que ser un problema.

El secreto es que desde la misma llegada de los hijos, ambos se pongan un plan de distribución de tiempo y límites entre la dedicación a los niños -que los van a necesitar por lo menos hasta los 17 años- y la vida de pareja. Si llegan a un acuerdo, les aseguro que podrán sacar adelante a una familia plena, estable y feliz.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.