Lo que se esconde tras el miedo a ofender a quienes te rodean

No es que sea retraído o grosero, es que no deseo ser molestia para otras personas.

Erika Patricia Otero

Llevo un tiempo luchando contra una “manía” que desde hace mucho tiempo me frustra demasiado. No sé si les pase a otros, pero a mí me hace pesado relacionarme con otras personas.

Todo va bien cuando es una situación formal, pues puedo manejarla; sin embargo, la cuestión cambia cuando las preguntas se hacen un poco más amistosas. Yo me quedo congelada, me ruborizo y cuando abro la boca para decir algo solo digo tonterias que hacen que la persona en cuestión me mire sorprendida. Me siento mal conmigo, pero siempre pienso en cómo se pudo sentir esa persona por mi actuar. Es muy “pesado” lidiar con esto porque es un pensamiento que me puede durar varios días.

Me pasa siempre y no había caído en cuenta. Para evitarlo, pienso las cosas una y mil veces antes de decirlas. En mí hay ese temor constante a decir o escribir algo que pueda llegar a molestar y ofender a alguien. Es tan molesto porque los pensamientos me acosan y porque entre más pasa el tiempo, más me acomplejo y me encierro en mí misma.

Pero es que no se queda ahí, me da terror marcar un número telefónico y que me contesten que estoy equivocada; pensar en la incomodidad generada me agobia. Me preocupa ser molestia para los demás, esto me lleva a aislarme. Hablar con desconocidos es muy embarazoso; esto porque siempre digo una tontería sin querer. La situación me lleva a bajar la mirada y desear tener alas en los pies para no seguir sintiéndome abochornada.

El trastorno de Taijin Kyofusho

Todo lo que describí antes, y que de verdad me ocurre, se trata del trastorno de Taijin Kyofusho. Es vital saber que es un tipo de fobia muy particular. La persona que la padece teme ser ofensiva o molesta de alguna manera para los demás. También es considerada como un tipo de ansiedad social que limita la capacidad de la persona a establecer relaciones sociales de calidad.

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Es natural que deseemos tener un comportamiento ante la sociedad que nos haga ver como alguien culto y respetuoso; como diría mi mamá: “muy bien portado”, pero sentirse mal y cargar en la espalda el peso emocional de sentir que es molesto para los demás solo por mirarlos o decir lo que pensabas, eso realmente es problemático.

Cómo es de esperarse, el trastorno de Taijin Kyofusho está estrechamente vinculado a la baja autoestima e inseguridad. Es justamente esa inseguridad la que hace que queramos -de manera obsesiva- comportarnos a la altura en cada situación social que tengamos que vivir. Esa ansiedad por ser estéticamente agradables, tener buena actitud, decir todo de buena manera y tratar a los demás de manera correcta, es la que nos lleva a dudar de nuestro actuar.

El asunto es que es tal la presión social que se lleva a cuestas, que tenemos miedo de sonrojarnos, tartamudear o incluso decir algo estúpido solo por la misma timidez que nos embarga. Creeme, vivir así es muy estresante.

Japón versus el mundo

Un dato curioso es que en japón es un trastorno de tipo psiquiátrico muy conocido; sin embargo, recientemente en el mundo occidental es que se empieza a saber de este tipo de fobia. La realidad de que esto suceda es que los japoneses son personas muy dadas a dar importancia a la manera como un individuo debe comportarse en sociedad. Es por esa razón que los japoneses son muy propensos a sentirse presionados para dar una buena imagen ante los demás.

Síntomas más relevantes

– Quien sufre de trastorno de taijin kyofusho teme avergonzar o incomodar con su presencia.

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– El problema radica no en el comportamiento propio, sino cómo pueden reaccionar los demás cuando la persona está frente a ellos.

– La persona puede llegar a desarrollar comportamientos de tipo obsesivo compulsivos. Por ejemplo: mirar las partes íntimas de los demás (un caso documentado en un manual clínico de USA).

En Japón hay algunos síntomas del trastorno que son relevantes en la cultura. Por ejemplo:

– Ekimen-kyofu: temor a ruborizarse y que los demás se sientan incómodos por ello.

– Shubo-kyofu: miedo a molestar a los demás por no tener un cuerpo atractivo.

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-Jiko-shisen-kyofu: es la angustia a que los demás se sientan amenazados o inquietos cuando los miras.

-Jiko-shu-kyofu: es un miedo a desprender mal olor en algún momento.

En el mundo occidental se tiene en cuenta los siguientes aspectos para determinar que alguien padece este tipo de fobia:

-Para determinar si se trata o no de una fobia social se observa si los síntomas son pasajeros no crónicos; es decir, tienen una duración duradera a lo largo de la vida.

-El grado en el que este tipo de miedos puede perjudicar a una persona.

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-Grado de frecuencia de aparición de pensamientos obsesivos-compulsivos.

Tratamiento

En un principio, la manera que se trataba esta fobia consistía en aislamiento, reposo forzado, llevar un diario de control, trabajos manuales y terapias de grupo donde se daban conferencias de aceptación personal.

Este tipo de tratamiento inicial fue desarrollado por el doctor Shoma Morita en la década de 1910. Pero como todo cambia con el tiempo, para la década de 1930, el tratamiento fue modificado para dar cabida a aquellas personas que eran tratadas de manera ambulatoria; además se llegó a hacer uso de fármacos para lograr un mejor tratamiento. Lo que se pretendía con la medicina psiquiátrica era inhibir de la recaptación de la serotonina y la noradrenalina. Esto es también fue y es muy usado para tratar trastornos como la ansiedad social.

Todo esto ha de ser diagnosticado por un profesional en psicología, quien sabrá cómo actuar y qué tratamiento debe seguir el paciente. Si bien el nombre ha sido acuñado en Japón, se trata de un trastorno que sufren personas en todo el mundo.

De hecho algo que pueden hacer también por cuenta propia para complementar el tratamiento médico las personas que sufren este trastorno, es practicar relajación y yoga para mantener bajo control el estrés que pueden causar las situaciones sociales.

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Si te sucede a ti, puedes de a poco enfrentarte a tus mayores miedos, no temer hablar con las personas y hacerle frente a la ansiedad que sientes por hacer sentir mal a los demás.

Recuerda que eres dueño de tu persona, busca ayuda y sigue el tratamiento; ya verás que con el tiempo podrás hacerle frente a tu mayor temor, y tendrás más control de ti.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.