Lo que sí y lo que no debes hacer cuando discutas con tus hijos

Aprende cómo discutir con tus hijos, para que no dejes heridas en sus corazones difíciles de borrar.

Adriana Acosta Bujan

Todas las relaciones sociales son complicadas, simplemente porque todos pensamos distinto; por lo que no hay que sorprenderse que dentro del seno familiar encontremos mini batallas frecuentes entre padres e hijos donde cada uno luchará por defender sus propias ideologías.

Por lo común, estas batallas familiares se dan con mayor frecuencia cuando los hijos están experimentando la etapa de la adolescencia, debido que están en una búsqueda constante por definir su propia identidad y personalidad; por lo que suelen romper con las reglas establecidas, y mostrarse rebeldes y hasta odiosos.

El problema no es discutir con los hijos adolescentes, sino la manera en cómo lo hacemos, ya que muchas veces los padres perdemos el control de nuestras emociones y cometemos el error de herirlos profundamente con tan solo utilizar algunas frases mal empleadas.

Por ello es importante tener en mente que esas frases que utilizamos en las discusiones pueden hacer mucho daño a nuestros hijos, tanto que hasta podemos conducirlos a tener una gran depresión. Por tal motivo, te invitamos a conocer algunas formas más asertivas que puedes emplear en medio de un conflicto para evitar consecuencias devastadoras.

Lo que “sí” puedes hacer cuando discutas

1. Negociar

Algunas investigaciones afirman que las cosas prohibidas son las que más nos llaman la atención, es por ello que cuando nuestros padres nos decían lo que no teníamos que hacer, por instinto desobedecíamos.

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La idea principal es que evites de la manera de lo posible prohibir a tus hijos a hacer algo, puesto que te arriesgarás a que te desafíen y no hagan caso. Lo recomendable es tratar de llegar a acuerdos y comenzar a negociar para intercambiar ideas y soluciones.

Si es necesario, explica con detalle tu punto de vista argumentando el porqué consideras que se debe hacer tal cosa, de igual manera deja que tus hijos también puedan expresarse. Recuerda que la idea es ganar-ganar, es decir, que ambas partes obtengan un beneficio.

2. Ser empático

Sabemos que muchas veces discutimos con los hijos porque no logran entender las razones del porqué deben hacernos caso. Por su inexperiencia e inmadurez ellos no son conscientes de los peligros a los que se pueden enfrentar; por ello es que suelen actuar de manera intuitiva y despreocupada.

Lo que sí puedes hacer cuando discutas con tus hijos en tener empatía, es decir, piensa por un instante la edad que tienen tus hijos y comprende que están en esa etapa de cambios, por lo que lo único que desean es ser escuchados, comprendidos y amados.

Será momento de ponerte en los zapatos de tus hijos para comprenderlos y mostrarte flexible al imponer tus ideas y reglas, así las discusiones menguarán y podrás tener más momentos de convivencia pacífica con ellos.

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3. Cumplir con lo que prometes

Cuando discutas con tus hijos debes mostrarte como una autoridad y para ello tienes que cumplir tus promesas. Evita amenazar o chantajear, de lo contrario, tus hijos no creerán y confiarán en ti. Así que si quieres que tus discusiones sean armoniosas, cumple lo que dices.

Lo que “no” puedes hacer en una discusión

1. No te enojes

El que se enoja “pierde”. Si te enojas y explotas enfurecida porque tus hijos no te hacen caso y tu autoridad no es respetada, es probable que tus hijos salgan ganando y haciendo lo que ellos quieren, simplemente por llevarte la contraria.

Será mejor evitar sacar tu ira cuando discutas con tus hijos, ten calma, trata de respirar profundo y tranquilízate para que puedas pensar con mayor claridad.

2. No violencia

Es común que en medio de una discusión la mayoría de las personas no sepan controlar sus emociones, por lo que es fácil recurrir a la violencia física o psicológica para defenderse. Sin embargo, utilizar cualquier tipo de violencia sería un grave error, porque las consecuencias son terribles.

Golpear, gritar, maldecir, insultar, dejara heridas profundas a los hijos que no serán fáciles de sanar. Puedes practicar algunas técnicas de relajación para que aprendas a controlar tus emociones negativas.

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3. No comparar

La realidad es que a nadie nos gusta ser comparados, por ello es recomendable evitarlo por completo cuando estés discutiendo con tus hijos. Recuerda que una comparación puede destruir automáticamente la seguridad, confianza y autoestima de tus hijos, dejándolos con miedos y temores.

Ten en mente que todos somos distintos y que no hay justificación para comparar a tus hijos con nadie más, porque ellos son únicos, con sus virtudes y defectos.

Discutir con los hijos es algo normal. Debemos aprender bien qué sí hacer y qué no, para que los hijos no sufran las consecuencias. Todas las discusiones son pasajeras y lo más importante es aprender a llegar a acuerdos que beneficien a ambas partes.

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Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.