Mamá, me conoces más que yo a mí misma

Te ama desde el mismo momento que sabe que llegarías al mundo, y ese amor durará para siempre, incluso luego de la muerte.

Erika Patricia Otero

Mi mamá es quizás -si se me permite decirlo- mi mejor amiga. Ella sabe de mí hasta las peores cosas que uno pueda guardar en lo más profundo de su memoria.

Recuerdo  que en mi época de estudiante no era una chica aplicada, debo admitirlo, pero por muy mal que me fuera en el colegio, no era capaz de mentirle a mi mamá. Primero, se me da muy mal mentir, y aparte ella no lo merecía. Unos días antes de entregar los informes de las calificaciones, nos las dejaban ver a las estudiantes, así que sabía cómo me había ido en las clases. Ese mismo día que me enteraba, se lo dejaba saber a mi mamá, y por eso jamás la tomaba por sorpresa. ¿Me castigaba? no, pero ciertamente sí que me ayudaba a estudiar.

Puedo decir con gusto que siempre fue y aún es así. Es sano y feliz para ambas confiar en ella, pues eso me garantiza que tendré su apoyo aunque las cosas que descubra de mí no sean tan agradables para ella.

Tu madre te conoce quizás mejor que tú misma

Es absurdo decir que nuestra madre no nos conoce mejor que la palma de sus manos. Creo que al nacer y recibir educación por parte de ellas, tienen todo el derecho – y razón- para decir que son quienes más nos conocen en el mundo.

Volviendo a mi caso personal, mi mamá sabe cuando estoy triste y no por mi cara y expresión compungida, sino porque es ella. Sabe cuando le oculto algo o cuando me molesto con ella por algo que me dijo. Pero incluso puedo decir que me conoce porque así lo quiero yo. Nada me costaría engañarla, pero es que no me nace y tampoco se me da muy bien hacerlo.

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Porque te conoce, sabe lo que te conviene o no

Si escuchaste alguna vez a tu madre decir: “es mejor que te alejes de tal persona, no me da buena espina”, sabes de sobra que los resultados que ella vaticinó fueron muy acertados. Pues a mí me ocurrió muchas veces, y debo admitir que me molestaba un poco; sin embargo, mi mamá advertía una vez y guardaba la distancia. Luego, cuando ya me habían roto la confianza, el amor propio y hasta el corazón, siempre estaba ahí para consolarme, y por supuesto decirme: “te lo dije”.

Si ahora eres madre estoy segura que también te pasó con tus hijos. Sabes de sobra que las madres no advierten por capricho, sino porque el sexto sentido (intuición) les advierte sobre los posibles peligros que se acercan a sus amados vástagos. Se sufre porque aunque sabes que tienes razón; aún así, tus hijos siempre tratarán de aprender por su propia piel.

Lo bueno es que algunos hacen caso de lo que les adviertes; eso para una mamá significa mucho. No es que el hijo tenga un carácter débil u opacada su personalidad, es que están abiertos a escuchar la sabiduría que da los años; además, eso a la larga les evita mucho sufrimiento.

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Mamá siempre querrá protegerte

Eso los hijos lo sabemos de sobra. Sí, ellas desean evitar nuestro sufrimiento, nada de malo hay en ello; sin embargo, también es necesario que algunas cosas de la vida las experimentemos por nosotros mismos. Es importante que esto suceda para “caer” en ese error una sola vez en la vida y aprender “a las malas” la lección.

Es vital que las madres permitan que los hijos vivan su vida y tomen sus propias decisiones; erradas o no, es su vida.  El asunto es que si eso no ocurre, los jóvenes se volverán rebeldes y harán todo lo posible para contrarias a sus padres; como resultado, ellos cometerán error tras error solo para probarles que pueden hacer lo que quieran con su vida.

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Otro aspecto importante que debes tener presente como mamá, es que les aconsejes acerca de sus elecciones, pero no satures con advertencias. El asunto es que si las cosas les van bien, quizás ni recuerden que tú les ayudaste a ver el camino, pero si les va mal, te van a culpar por sus fallos.

Sí, es bueno querer protegerlos, pero también lo es el que les dejes caer y levantarse; el fracaso es un buen maestro.

Los límites en la relación madre-hijo son sanos

Los límites en todas las relaciones son buenos y necesarios. De la misma manera que es terrible que un hijo le diga a sus padres lo que deben hacer con el dinero ahorrado por años, lo es el hecho de que mamá le diga a sus hijos lo que debe hacer con su vida o cómo debe vivirla.

Establecer límites hace que las relaciones sean sanas, y además te evitan muchos problemas; aún más, cuando a veces tendemos a culpar a los demás de nuestros fracasos o hacerlos responsables de nuestras malas elecciones.

Cada cual debe vivir su vida a su gusto y placer; de esa manera, pasar tiempo con la familia es mucho más valorado y agradable.

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Los hijos son el soporte de sus padres

Por algo que los latinos sobresalimos de las demás culturas en el mundo es en la unión familiar. No es extraño por esto ver a hijos cuidando a uno de sus padres cuando se quedan viudos o están enfermos.

Es como si los papeles se cambiaran. Cuando éramos niños eran papá y mamá los que cuidaban de nosotros; ahora, con el paso del tiempo somos nosotros lo que los cuidamos y les dedicamos tiempo.

Eso es algo que yo tengo muy claro que haré en el momento que mis padres lleguen a necesitarme. Lo haré con gusto y con agrado porque si lo hicieron por mí de niña, no veo la razón para negarles mi amor y mi protección.

La verdad, hoy pienso mucho en el día que no tenga a mi mamá conmigo, pero me obligo a sacudir esas ideas de mi cabeza, deseo poder ser consciente de que ahora ella está conmigo y debo aprovechar esos momentos, porque quizás ya mañana no pueda disfrutar de su amor, cuidado y protección.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.