“Mi hijo aprende lento”: Consejos para amarlo e impulsarlo al máximo

Si consideras que tu hijo no maneja el mismo ritmo de aprendizaje de otros niños, este texto es para ti mamá. Ámalo y crecerá hasta el cielo.

Marilú Ochoa Méndez

Al gran científico de origen judío Albert Einstein se le atribuye una frase célebre que me encanta: “Todos somos unos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de escalar un árbol, vivirá su vida entera creyendo que es estúpido”.

Que un pequeñito, con todo el potencial, crea que es un tonto, es algo que debería hacernos temblar. En este artículo queremos reflexionar contigo sobre nuestros hijos y sus capacidades. Especialmente si sientes que tu hijo no va a la altura “normal” de otros pequeños de su edad. ¿Iniciamos?

¡Yo más, yo primero, yo mejor!

Algunas madres ven la maternidad como una carrera. Siempre hay una en la reunión de amigas comentando que su hijo caminó a los nueve meses, leyó a los dos años y duerme toda la noche desde su primer día de nacido. El asombro generalizado la hace sentirse orgullosa, y las que no han conseguido que su hijo haga lo mismo, parecen hundirse en su asiento.

Vivimos en una cultura de logros, de efectividad, de resultados, de presunción y de aventajar al otro para sentirnos superiores.  Esta vida competitiva nos abruma, pero ¡llevamos años en ella!, y a veces no vemos que la razón por la que nos urge desconectarnos y evadirnos en redes sociales, televisión u otras diversiones. ¿No podría ser una razón de esto este estrés competitivo generalizado?

Creamos este mundo también para nuestros niños

Lo peor, es que metemos a nuestros pequeños en este mundo, al querer acumular avances y novedades minuto tras minuto, o para presumirlas en redes sociales, o simplemente porque nos acostumbramos a que la novedad y el progreso deben ser una constante.

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Al hijo de la vecina ya le salieron los dientes, y entonces a nosotras nos urge enterarnos por qué al nuestro no.  Si el hijo de mi prima ya habla, pensamos en automático que el nuestro “tiene algo mal”, pues solo balbucea.

Nuestros hijos quieren que los miremos

En una ocasión, mi hijo mayor me regaló una gran enseñanza. Habíamos salido de compras, él necesitaba ropa formal. En un momento del día, él comenzó a mostrarse muy molesto e incluso insolente con la encargada de la tienda.  Al notar eso, me sobresalté, y le pedí ser amable, pero vi sus ojos dolidos, y me prometí investigar la situación cuando estuviéramos solos, para ver qué le había molestado.

Al llegar a casa, comer algo y descansar un poco, pudimos platicar. Y me compartió una queja que estoy segura, han experimentado otros niños: “Mamá, yo estaba ahí, y la señorita solo me ignoraba, como si no fuera una persona“.

La chica del mostrador se había dirigido a mí todo el tiempo, consultándome colores, tallas y estilos, y en ningún momento lo había mirado a él, que en sus nueve años, era perfectamente capaz de opinar sobre lo que él prefería vestir.

Los niños ya son personas

Así es, tus hijos ya son personas. Tienen un temperamento propio, sueños propios y habilidades propias. Deja de pensar en potenciar qué serán cuando crezcan. ¡Ya son!, busca mejor desarrollar sus habilidades y sueños.

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Busquemos sumergirnos con ellos en la belleza que hay dentro suyo, esto nos ayudará a evaluar su desarrollo y a potenciarlo.

¿Es el sistema o es tu hijo?

En ocasiones, algunos niños no se ajustan al sistema educativo preestablecido, que para ser eficaz, mete a los niños en un estándar que le permita procurar un crecimiento del grupo de acuerdo a criterios precisos.

Si tu hijo no se ajusta a estos estándares, existen opciones que buscan fomentar otras áreas de desarrollo en los niños, como la educación personalizada, la pedagogía Montessori, además de la escuela en casa.

El tema de la educación lo resolverá un pedagogo o psicólogo educativo. Hoy, queremos concentrarnos en la eficacia y bendición que serás para tu hijo “lento” con la fuerza de tu amor.

Tú tienes la varita mágica

¿Qué hacer si consideras que tu hijo no se ajusta al “modelo” común? Te proponemos varios pasos útiles:

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1 Avanza a su ritmo

En primer lugar, detente. Busca la calma y armonía para él. Sácalo de entornos que lo hagan frustrarse, y evita frustrarte tú también.

2 Busca sus fortalezas e impúlsalas

¿Te has sentido infeliz alguna vez? Coincidirás conmigo en que es un sentimiento muy frustrante. Sentir que no “damos el ancho”, que no somos suficientes, puede quebrarnos realmente.

Por eso, no permitas que tu hijo se sienta así; busca con él las áreas en que destaca, sus aptitudes naturales, e impúlsalas.  Le llenarás el corazón, y eso le dará la seguridad que necesita para seguir avanzando.

3 Evita las expectativas

Cuando en casa nos enredamos en una discusión boba, mi marido usa una frase que siempre me saca la risa: “si mi abuelita fuera bicicleta, (equis situación), podría pasar“.  ¡Pues claro!, si tu hijo fuera más alto, más callado, más expresivo, ¡cuánto según tú cambiaría!; pero no lo es.

Tú tampoco eres mas paciente o mas organizada, ¡y así estás perfecta!, porque lo que te mueve es el amor por tu pequeño, a pesar de tus fallas. Entonces, amemos a nuestros pequeños con sus limitaciones, grandezas y retos. Tienes enfrente un ser maravilloso con todas las potencialidades. Dejemos de lado el “deber ser”, que no existe, y abracemos amorosamente la belleza de lo que hoy es.

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4 Consulta a un especialista, pero nunca dudes de tu corazón

Siempre será bueno consultar un experto, pero que eso nunca te haga dudar que eres la mejor madre para ese pequeño, y que tu amor será suficiente para darle el impulso necesario para conseguir una vida feliz y plena.

Un día, se intentó hacer una evaluación a los animales de la selva.  Se encontraban el elefante, el mono, el tigre y el águila listos para la prueba. El dirigente exigió: “Para que la selección sea justa, todos tienen que pasar el mismo examen. Por favor, suban al árbol“.  La potencia del elefante, la agilidad del mono, la audacia del tigre y la agudeza del águila, no pueden encerrarse en la estrechez de este dirigente.  Tu hijo es grande y maravilloso, y en ti tiene la mejor guía, nunca lo dudes.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.