Mis hijos no paran de pelear ¿qué puedo hacer para evitarlo?

La relación de hermanos es la relación más duradera en la vida de un ser humano, haz que sea fuerte y nada los divida.

Emma E. Sánchez

Los que tuvimos hermanos o  somos padres de más de un hijo,  sabemos que en algún momento ellos van a enojarse y pelear porque “así son los hermanos”.

Hay que aclarar algo inmediatamente: es normal que los hermanos discutan o se enojen por un juguete o algo que pasó entre ellos, pero que de igual manera, se arreglen y vuelvan a ser tan hermanos como siempre hasta la próxima “pelea de hermanos”.

Lo que no es normal ni sano ni bueno es que esos enojos se prolonguen y comiencen a hacer mella en su relación, a tal grado que conforme crecen también se separen. Esto no es normal.

Pero vamos a comenzar como dicen en mi tierra: desde el principio

Cada hijo, nacido de los mismos padres y viviendo en el mismo hogar, es único y diferente. Estas diferencias también pueden estar relacionadas por el orden de nacimiento, el género y conforme crecen y se van desarrollando, el carácter y temperamento de cada uno.

Si a esto se añade que alguno de nuestros hijos podrá tener dificultades de salud, algún trastorno emocional, de aprendizaje o complicación de algún tipo, esto comienzo a hacer las diferencias entre hijos aún más evidentes.

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A veces, entre hermanos puede desarrollarse alguna rivalidad o alguna percepción de que un hijo sea más querido o favorecido por alguno de los padres y estos pueden ser agravantes del enojo, malestar o hasta resentimientos entre hermanos. Esto es muy peligroso.

Entonces, ¿qué podemos hacer para evitar que nuestros hijos desarrollen malos sentimientos entre ellos?

Reconocer la personalidad de cada uno de nuestros hijos

Cuando entendemos y aceptamos que cada hijo es diferente, inclusive los gemelos,  debemos dar a cada uno su tiempo, su lugar y lo que necesita, eso les permite tener su propio espacio para ser ellos mismos.

Soy mamá de tres hijas, que entre ellas se llevan dos años cada una. Cuando eran pequeñas yo ¡amaba vestirnos iguales! Ya sabes, el mismo vestido, los mismos zapatos y claro, yo también. Pero un día, mientras estaba escogiendo vestidos, la segunda de mis hijas escogió uno que me dijo le gustaba mucho y por lo tanto,  lo pedí en las diferentes tallas, entonces ella dijo desde el fondo de su corazón: “mamá ya no me gusta tanto”. Entonces le dije que escogiera otro y pronto trajo uno más, pero dejó de gustarle cuando pedí las otras tallas.

Mi corazón se quebró cuando vi que su sonrisa se apagaba cada vez que yo pedí lo mismo para sus hermanas. Le pregunté directamente si no quería vestir igual que todas nosotras y ella dijo: “Me gusto mas cuando me veo diferente”.

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Ella tendría 5 o 6 años y ya era capaz de saber que le gustaba y no sentirse feliz cuando vestíamos iguales. Ese día les dije a las tres hijas que eligieran sus vestidos y fue la primera vez que a ellas las vi ayudándose a elegir a ponerse la ropa y ponerse de acuerdo.  Eso para mí fue el inicio de una relación de hermanas.

Hoy que son adultas, me gusta cómo se ayudan y se apoyan y de vez en cuando alguna compra el mismo artículo para todas a veces variando el color o de plano todas iguales y eso ¡lo amo!

Enseñar a compartir, no comprar para cada quién

Un error  que cometen los nuevos padres es por ejemplo, para que no peleen los hermanos, es comprar doble de todo, en lugar de enseñarles a compartir. Compran dos televisiones, dos bicicletas, dos juguetes iguales y los pleitos entre hermanos no paran ¿qué pasa?

A los seres humanos no nos va ser iguales o entrar en un mismo molde. En Navidad y más en los cumpleaños, obsequia cosas diferentes, particulares y favorece que cada uno desarrolle su personalidad y comparta, espere su turno para usar algo, dialogue para llegar a acuerdos, respete la propiedad de otro y verás maravillas entre ellos.

Fomentar actividades de servicio y de ayuda entre hermanos

El servicio desinteresado a otros nos sensibiliza y une, el servir a los miembros de nuestra propia familia nos une y crea lazos irrompibles.

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Ayuda a planear un desayuno sorpresa hecho por los hermanos del cumpleañero, tender la cama del otro, guardarle unas galletas, servirse, ayudarse, procurarse y  pensar en el bien del otro son los pasos seguros al amor entre hermanos.

Procurar el trato amable entre todos los miembros de la familia

Por favor, gracias,  te quiero, te ayudo, te ves muy bien, discúlpame, son palabras que deben ser de uso cotidiano en nuestros hogares, los niños deben estar  acostumbrados al trato amable entre todos los miembros de la familia y las palabras ásperas ser detenidas a la brevedad. El diálogo privilegiado y el ofrecimiento de disculpas y otorgamiento de perdón herramientas accesibles para todos.

Poner límites a las bromas, a las burlas y las peleas

Cuando se tienen muchos varones o solo varones , las bromas pesadas, los chistes o los golpes pueden ser parte del juego y la convivencia pero debe haber un límite claro  que pueda prevenir faltas de respeto y hasta accidentes.

Trabajar, jugar y divertirse juntos

Dales asignaciones para arreglar el jardín entre hermanos, por ejemplo,  y déjalos solos (los supervisas de vez en cuando). La idea es que se organicen, que jueguen, se diviertan solos, donde los adultos no intervengan, solo supervisen, pues eso les permite a los niños aprender a resolver juntos sus dificultades.

Cuando veas que algo funcionó para unirlos, no lo deshagas tú, permite que juntos también enfrenten las consecuencias, y cuida que esas no los dividan, sino que los unan más.

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Ya sabes: juntos en las buenas y unidos hasta en las malas.

Cada hijo también debe tener su tiempo a solas

Mi esposo acostumbrar invitar a una hija a tomar un helado mientras yo llevaba a otra al súper y la que quería se quedaba en casa sola o con amigos de la escuela en alguna actividad. Así hasta que él y yo podíamos tener un tiempo a solas con cada hija para platicar y desarrollar una relación personal y privada con cada una.

Esos tiempos, con padres, con amigos y a solas,  nos hacen valorar y disfrutar el tiempo  con los hermanos.

Cuidar que los padres no seamos los promotores, provocadores o generadores de las discusiones de nuestros hijos

Los padres también podemos estar cayendo en el error, sin verlo (mucho peor si estas consciente)  de favorecer siempre a un hijo, compararlo con su hermano, criticar a uno, discriminar a otro y hacer cosas que son percibidas e interpretadas  por los hermanos para mal y división entre hermanos.

A veces esos errores los cometemos buscando tratar a todos por igual cuando la verdad es que damos a cada uno lo que requiere, lo que necesita o lo que merece. El hijo más enfermizo requerirá además tiempo de los padres;  el más flojo tendrá a mamá sentada a su lado hasta que cumpla los deberes, el que es cumplido, gozará de mayor libertad y situaciones así.

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Esto debe dialogarse en familia, explicarse, exponerse y juntos buscar soluciones. Siempre permite a tus hijos expresar lo que piensan y sienten, porque a veces pensando en que nosotros hacemos lo mejor para todos, estamos logrando justo lo contrario.

Hay que creer en las tradiciones familiares

Al paso de los años,  las tradiciones pueden volver a unirnos cuando hubo un conflicto y nos mantienen unidos para evitarlos.

Establece una tradición que todos puedan amar y recordar con cariño, que a todos una en vida.

La relación de hermanos es la relación más duradera en la vida de un ser humano, haz que sea fuerte y nada los divida.

Toma un momento para compartir ...

Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.