No confundas justicia con venganza

"Quien aspire a la justicia debe saber que la única justicia de verdad efectiva es la que no representa una venganza ". William Ospina

Erika Patricia Otero

“Las personas pueden olvidar lo que les dijiste;

también pueden olvidar lo que les hiciste,

pero jamás podrán olvidar cómo les hiciste sentir”.

Todos pasamos por situaciones que en un principio nos lastiman; sin embargo, luego de un tiempo nos generan rabia y rencor. Es natural para muchos de nosotros que queramos hacer pagar a quien nos lastimó, el daño que nos hizo. De esos un buen porcentaje de personas lo llevan a cabo. La pregunta es ¿Es satisfactoria la venganza?

La respuesta a esta pregunta es tan diversa como personas hay en el mundo. Es más, hay adagios que exponen lo que esta representa. Para muestra te dejaré unas pocas.

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“La venganza es un plato que se sirve frío” .

“Quien ríe de últimas, ríe mejor”.

“Quien la hace riendo, la paga llorando”.

Las frases anteriores hablan de la venganza desde diferentes puntos de vista. Una es la justicia que se toma por mano propia; mientras la otra, es la espera de que la Justicia divina cobre la ofensa. Como sea, ya se trate que creas en el karma como una ley poderosa que cobra lo que te deben, o la primera, los sentimientos que inspiran el deseo de venganza no son nada benéficos.

No es que esperar que el karma cobre la deuda sea malo. El asunto es que la persona en cuestión puede llegar a obsesionarse con que su victimario pague; incluso, puede convertírsele en un obstáculo para su progreso personal. Ahora, ni hablemos de la justicia por mano propia.

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¿Qué es la venganza?

La venganza es una especie de revancha. También se trata del desquite contra alguien debido a una mala acción; lo cierto es que siempre la búsqueda es la misma: el cobro de una deuda.

El problema con la venganza no es la acción en si, que ya es mala, sino los sentimientos de lo que viene cargada. Esa planificación pormenorizada de una treta que cobrará el daño que te hicieron y te dejará satisfecho, pocas o ninguna vez logra ese fin.

La razón es que nada que hagas será suficiente para que te sientas pleno con tu desquite. A muchas personas les pasa así, siempre querrán más; eso puede llevarles a un punto donde se vuelven malvados y perversos.

Ahora bien, digamos que eres como yo, alguien que espera con ansias que el karma actúe. Por mi propia experiencia digo que a veces ese sentimiento puede obsesionarte. Todo lo que deseas es que del cielo “te llueva” una luz que te haga saber que esa persona va a pagar lo que te hizo.

Créeme, no hay necesidad ni de tomar las cosas por tu cuenta o desear karma; nadie se va de esta vida sin pagar lo que hizo.

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Consecuencias de la venganza

Aparte de obsesionarte con lo que planificas para causar daño o con la esperanza de karma, la venganza trae consigo otras consecuencias.

Un acto de venganza puede desencadenar una serie de eventos negativos que se volverán como una especie de círculo vicioso. Es decir, tu agresor querrá desquitarse por lo que le hiciste. Para lograrlo puede dañar a alguien que amas sin que esa persona tenga nada de culpa en la rencilla de ustedes.

Añádele a eso que los sentimientos satisfactorios que deja la venganza son momentáneos; es decir, no te dan satisfacción real. La consecuencia es que puedes llegar a querer más desquite.

La otra cara del punto anterior, es que puede llegarte una ola de arrepentimiento y vergüenza que tendrás que cargar.

Por último, La conducta vengativa no restablece el daño de la situación original; tampoco aporta ningún tipo de solución. Por el contrario, puede incrementar los deseos de venganza.

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La mejor opción: dejar que el tiempo pase

Arriba dije que el karma era una fuerza todopoderosa que cobra lo que te deben. Nada de malo hay en elle, repito; sin embargo, si lo que deseas es que pase !YA! pues es ahí donde deja de ser karma para ser justicia.

El asunto es que el karma llega sin que te des cuenta, sin hacerse propaganda; solo ocurre. Es así como no debes desesperar ni dejar de vivir por estar al pendiente de cuándo ocurra.

Es más, así ni te des cuenta tienes la garantía de qué todos pagaremos nuestras deudas. Con esto presente, solo deja que las cosas sucedan; mientras tanto, solo te resta sanar las heridas y perdonar.

El poder del perdón

Perdonar es un paso importantísimo para que puedas seguir adelante. La venganza lo que provoca es que te obsesiones con el daño que te hicieron. Te llena además de rencor, malestar y amargura; en cambio, cuando te empeñas en sanar el dolor, aprenderás que tu salud emocional y espiritual es importante.

Cuando eso que te hicieron lo recuerdas y no duele, no lloras y lo tomas como un aprendizaje; entonces, te das cuenta que perdonaste. Sí, ese es el perdón, dejar ir ese dolor.

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De todas las experiencias, lo importante es lo que aprendes.

Aprendes a dejar ir. También aprendes a que las personas solo dan lo que tienen en su corazón. Así es como ya jamás vuelves a esperar algo de alguien que por su naturaleza no podrá darte. Entonces aprendes a ser feliz “a pesar de”.

Solo espero que esto que acabas de leer te dé el consuelo que necesitas. Sí, porque si lo leíste es porque buscabas respuestas a tu dolor. Yo no soy sabia, solo te cuento algo que aprendí hace un tiempo y me sirve de mucho en la lucha diaria de ser feliz.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.