Por qué y cómo debes enseñarle a tus hijos a orar

Enseñarle a tu niño a acercarse a Dios es uno de los mejores legados que puedes dejarle. Esto le ayudará a tener fuerzas para enfrentarse al día a día.

Erika Patricia Otero

Durante mi infancia era costumbre de mi madre y mi abuela al acostarnos guiarnos en rezos a Dios. Yo no tengo memorias muy profundas de eso, pero lo que sí puedo recordar es que a los 10 años mi abuela me invitaba a rezar con ella el rosario. De ella aprendí varias oraciones que aún puedo recordar.

Siempre tuve curiosidad acerca de Dios, pero hasta que tuve cierta edad fue que comencé mi búsqueda de respuestas. Lo que hice fue conocer y explorar muchas creencias religiosas; ninguna me dejó satisfecha. Sin embargo, esto no fue impedimento para que me uniera a una iglesia.

Fui miembro de esta congregación por muchos años y valoro enormemente lo que allí aprendí. Pese a eso, sucedieron muchas cosas que no pude tolerar y decidí alejarme por completo de esa creencia. Aprendí muchas cosas; aun así, lo que más valoro es que me enseñaron a acercarme a Dios por medio de la oración.

Yo nunca me sentí cerca de Dios cuando rezaba. La verdad es que era algo que hacía diariamente porque era la manera de escapar de mi realidad. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando aprendía orar. Por primera vez me sentí cerca de ese ser superior todo poderoso que siempre escucha y consuela.

Rezar y orar no es lo mismo

Hay una gran diferencia entre orar y rezar.

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Rezar se asemeja más a “recitar” casi que automáticamente una serie de oraciones creadas por terceras personas. No tiene nada de malo a rezar, claro. Pero en lo personal, no me sentí cerca de Dios por medio de rezos; la razón es que llegaba un punto donde mi mente se desconectaba de mi boca. Era como si solo salieran palabras sin conexión ni intención.

En cambio, encontré que orar necesitaba de toda mi atención e intención si deseaba transmitir mi sentir y pensar.

Poco a poco he aprendido a orar de manera efectiva. Lo mejor es que también puedo identificar en mi interior cuando mi oración es escuchada. Nada me llena de más paz que saber que hay un ser superior que se preocupa por mí.

La oración como fuente de refugio

Si hay una gran fuente de consuelo en momentos de dificultad, esa es la oración.

Hace poco pasé por uno de los momentos más difíciles que pueda vivir un ser humano. Lo único en que encontré fortaleza para seguir adelante fue la oración. Orar no solo te ayuda a sentirte fuerte o valiente; sino que también puedes (y debes) hacerlo para agradecer tus bendiciones.

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Cuando oras para agradecer, te das cuenta que tienes muchas más cosas de las que alegrarte, que situaciones por lamentar.

Cualquiera sea la razón por la que oras, debes saber que siempre eres escuchado y Dios siempre te responde. Esto es algo que nunca debes olvidar.

La importancia de enseñarle a los niños a orar

Aprendí muy tarde a comunicarme con Dios por medio de la oración. No desprecio las enseñanzas de mi familia; las agradezco porque de allí surgió mi curiosidad y mis deseos de comunicarme con Él.

Pese a eso, siento que si de niña hubiera aprendido a orar, mi vida hubiera sido un poco diferente. Por lo menos mi actitud ante esta hubiera cambiado estando yo aun mucho más joven.

Cuando a un niño se le enseña a orar de la manera adecuada, su fe es mayor. Creo además que los niños pueden desarrollar una fortaleza espiritual gigante. Aprenden a no juzgar a los demás; a perdonarse y perdonar a los otros.

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Un niño que sabe orar ama incondicionalmente a su prójimo. También sabe ser agradecido por lo que tiene. Desarrolla una gran capacidad para ser optimista. Pero tal vez lo más importante, es que sabe hacerle frente a las dificultades de la vida con resiliencia.

¿Cómo se le enseña a un niño a orar?

Lo primero que debe saber el niño es que para acercarse a Dios en oración no hay horario. Puede orar al levantarse, para agradecer los alimentos o al acostarse. Aunque pueden orar en cualquier lugar, lo recomendado es que busquen un sitio tranquilo.

Muchas personas creen que orar es solo pedir asistencia divina, no es así. Para orar bien lo primero que se recomienda hacer es agradecer. Esto ayuda al niño a darse cuenta de las bendiciones de su vida, a pesar de las que puedan hacerle falta. Además, ser agradecido es una manera de honrar a Dios.

Guíalo para que se enfoque en las cosas buenas de su vida infantil. Muchos padres creen que los niños no tienen problemas, esto no es así. Quizás lo que muchos niños hacen es ocultar sus penas para no cargar a sus padres con más problemas. Incentivarlos para que se enfoquen en las cosas bonitas les ayuda a ver el lado amable de la vida.

Luego, el momento de pedir perdón por sus faltas ha llegado. Dile que no debe temer por sus errores; que Dios ya los conoce, pero que necesita que los reconozca para así perdonarlo. Enséñale que aunque Dios le perdona, como niño debe hacer todo lo posible para no volver a repetir sus fallas.

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Después, indícale a tu hijito que este es el momento de hacer una petición de todo corazón. Enséñale que mientras más noble sea su pedido, más posibilidades hay de que esta oración sea escuchada.

Para terminar, tu niño debe saber que incluso si cree que no ha sido escuchado, no debe dudar del poder de la oración. Enséñale que si no se da lo que desea, su petición fue atendida de la mejor manera para él.

Enseñarle a tu niño a acercarse a Dios es uno de los mejores legados que puedes dejarle. Esto le ayudará a tener fuerzas para enfrentarse al día a día.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.