Qué hacer cuando en la vida todo parece ir mal
Puede ser que estés en un momento oscuro de tu vida, pero siempre hay luz al final del túnel.
Erika Patricia Otero
¿Escuchaste alguna vez esa frase que dice que “al caído, caerle”? Tal vez no, pero quizás viviste esa situación donde un problema fue seguido por otro, y al final todo iba mal.
La vida está llena de esos terribles momentos en donde nos sentimos estancados y perdidos. Todos sin excepción pasamos por esta situación; y no solo una, sino mucha veces. Esto es muy difícil de entender porque no importa cuánto uno se esfuerce, las cosas parecen no salir bien.
Es “normal” sentirse desmotivado, frustrado y con deseos de no seguir esforzándose. Sí, esos momentos drenan la fuerza y la moral de las personas más fuertes.
En mi caso estuve estancada por 4 años. Despertar cada día -cuando podía dormir- era la sentencia a pasar otro más sin saber qué hacer o sin tener en quién apoyarme.
A veces no quería ni levantarme de la cama. Mentiría si te dijera que lloraba; al final, ya no me quedaban fuerzas para hacerlo. No es que no luchara, es que no importaba cuánto me esforzara, no lograba salir del agujero en el que estaba y del que jamás supe cómo llegué. Eso era lo que más impotencia me generaba: el no saber qué hice para merecer eso.
Decir que las cosas cambiaron de la noche a la mañana es mentira. Salir me costó tiempo, y francamente todo se hizo más simple cuando decidí que debía hacer cambios. Tenía que arriesgarme, ser valiente y eso hice; dejé el miedo al fracaso y luché. Como te digo, eso no ocurrió de la noche a la mañana, pero logré el cambio que necesitaba.
Si estás pasando por un momento así, trataré de ayudarte a encontrar la luz; todos necesitamos esa mano amiga que nos muestre el camino.
Salir de una crisis es difícil, pero no imposible
Primero debes saber que el tiempo que te tome salir de ese laberinto va a depender de ti. A mí me tomó 4 años porque me empeciné en culpar a otros y me encerré en mi propio cascarón; sin embargo, tu caso puede ser diferente.
Aparte de eso, me envolví en un aura negativa de completo pesimismo. Sí, es muy complicado ver algo positivo cuando percibes que todo es oscuro a tu alrededor.
Pese a todo esto, lo que siempre debes recordar es que todo no es para siempre -incluso lo bueno-.
Yo tuve esa luz en mi vida cuando opté por buscar un préstamo de dinero para colocar un negocio. Honestamente, aunque esa no fue una solución definitiva a mis problemas, cambió la actitud.
Y ese es un punto importante: el cambio de actitud lo es todo. Cuando tu actitud cambia, cambia todo a tu alrededor.
Cuando te esfuerzas por ver que las cosas a tu alrededor no son “feas” como te parece, vas a empezar a tener la mente más sosegada. Con esa paz llega una visión renovada de lo que te rodea.
Algo que debes aprender a amar y a valorar es que luego de una intensa oscuridad llega la luz. Así es la vida, tienes sus más y sus menos. Los buenos momentos debemos disfrutarlos; mientras que los malos dejan una enseñanza y eso es lo que debemos aprender a ver. Sin embargo, solo entenderás lo que ese momento quiere enseñarte cuando cambies de actitud.
En mi caso, lo que aprendí es que no debo tener miedo. Este no me permitía ver las oportunidades que la vida me presentaba.
El miedo: un gran obstáculo
¿Alguna vez un auto te ha encandilado con sus luces delanteras? Bueno, el miedo es justo como esa luz. Cuando tienes miedo te paralizas, no avanzas y es en ese momento que la vida te “atropella”.
Sacudir la cabeza te ayuda a no encandilarte por tanto tiempo. Es justo tener miedo; a veces sirve como mecanismo de defensa, pero no se puede vivir en modo defensa toda la vida.
Recuerdo claramente el día que decidí aprovechar una oportunidad. Tenía mucho miedo porque no tenía confianza en mis capacidades; a pesar de eso me arriesgué y logré lo que tanto deseé, a una escala menor, pero lo logré. Camino me queda por recorrer y hace poco decidí dar el siguiente paso.
Tengo mucho tiempo soñando algo y me da pánico arriesgarme, pero sé que si no lo intento voy a vivir con remordimientos por lo que pudo ser y no fue.
Piensa que lo que sea que hagas va a ser del gusto y del disgusto de mucha gente a tu alrededor; sin embargo, lo que debe importarte son las opiniones de las personas que gustan de lo que haces. Malos comentarios y detractores siempre existirán, pero esas opiniones surgen de la envidia y la frustración.
Mientras tú vayas por el camino que elegiste y este sea ético y correcto, no debes tener miedo a ser valiente, porque todas las puertas se abrirán en algún punto del largo camino.
Solo me resta decirte que puedes estar triste, es tu derecho, pero créeme, siempre hay una salida, siempre hay luz al final del túnel. Solo debes arriesgarte a liberarte de tus miedos y demostrarle al mundo que eres dueña de tu vida.
Erika Patricia Otero
Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.
