Quiero divorciarme, pero sin dañar a mis hijos

Lograr un divorcio digno y respetuoso es posible y muy necesario para tus hijos.

Emma E. Sánchez

Nunca deja de ser fuerte y triste escuchar que una familia se desintegra porque los padres han decidido divorciarse.

Cada vez que un padre o una madre conciben en su mente la palabra “divorcio”, inmediatamente piensa en sus hijos y detiene su planes al imaginar el dolor, la pena los traumas y hasta el estigma social que podría traer sobre ellos.  

Entonces, algunas parejas buscan resolver sus problemas, sacrificarse o seguir intentándolo. Pero, ¿cómo saber si se puede o no continuar? Y lo más importante: ¿cómo hacerlo sin que afecte a los hijos?

Trata de pensar con claridad las razones por las que quieres separarte

Se terminó el amor, simplemente ya no se sienten atraídos el uno por el otro, o solo una de la partes ha cambiado sus sentimientos y simplemente dice que ya no ama lo suficiente como para continuar.

Las metas en común se terminaron

Esto es: cada uno ahora tienen nuevos caminos profesionales, educativos, ideológicos o de cualquier otra índole que son el lado opuesto del otro. Uno o ambos quieren progresar, explorar otros campos y la otra parte no puede, no quiere o va contra sus principios el seguirlo, acompañarlo y seguir viviendo juntos.

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Hay una tercera persona en la relación

Que puede ser desde un familiar, cuya presencia dañe la relación familiar, hasta una infidelidad.

Problemas de comunicación

No pueden dialogar algo sin llagar a una pelea, no pueden ponerse de acuerdo en lo más mínimo y casi siempre terminan en pleito o gritos.

Violencia doméstica, abuso de drogas o cualquier tipo de abuso hacia la pareja o los hijos

Aquí no hay nada más que decir ¿cierto?

 ¿Por qué es importante definir las razones del divorcio?

Definir la razón o razones por las que el divorcio está considerándose, puede hacer más clara tomar una decisión.

Las personas o parejas que llegan conmigo a terapia, vienen tras mucha frustración, dolor y hasta culpa, porque si bien ya han tomado la decisión de separarse, tienen mucho miedo a dañar a sus hijos y a sus familias. Además, piensan en el impacto económico y hasta temen la crítica social de la que piensan serán objetos.

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Entonces, cuando una pareja llega a terapia o una mediación, y ya viene pensando con claridad en las razones de su separación, se trabaja con ellos, y puedes hacerlo tú con tu pareja o contigo misma.

Vamos a analizar todas estas razones para entender las posibles afectaciones o consecuencias que los hijos pueden recibir durante el proceso de divorcio.

La cuestión económica

A veces las parejas sienten o piensan que separarse no es opción, por los gastos que esto les generaría, ya que no tienen esa posibilidad de absorberlos. Si bien es cierto que una familia o una pareja tienen una parte económica muy importante, complicada de separar y de dejar ir, el mensaje que debemos estar atentos a no dar es que el dinero es más importante que la relación con nuestros pequeños o con alguno de los padres.

Los acuerdos económicos pueden ser inclusive más destructivos que las cuestiones socio emocionales, de ahí que deban hacerse de preferencia con un mediador con el que ambos se sientan cómodos para luego los acuerdos presentarlos mediante un abogado al juez y evitar largos pleitos y disgustos.

Una pareja madura antepondrá la salud emocional de los niños, asegurará su alimentación, su educación y el cubrir sus necesidades lo más que se pueda, independientemente de que ellos disuelvan su relación.

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El ego y la autoestima

Esta es una afectación muy evidente en la pareja en el corto y mediano plazo, especialmente si uno es el que quiere dejar al otro, lo ha denigrado o inclusive si ya tienen otra pareja.

Las mujeres son especialmente susceptibles a problemas de ego en los hombres y autoestima en las mujeres. Pero nos olvidamos de que los niños también pasan por una afectación en su autoestima por sentirse que no valen lo suficiente para sus padres, pasan por un duelo, y en muchos casos sufren la herida del abandono, por uno o ambos padres.

Los niños pueden comenzar a presentar conductas depresivas y autodestructivas según el tipo y nivel de daño que la separación les está causando.

Nunca me cansaré de recomendar que la familia, y en especial los más vulnerables, tengan apoyo psicológico durante o posterior al divorcio de sus padres.

El cambio de vida

Para las mujeres, en su mayoría el comenzar a vivir sin la figura del esposo, separarse puede ser muy estresante, muy desafiante. Más cuando antes dependía de él para todo, no trabajaba, estaba en casa solamente al cuidado de los hijos, o su grupo de amistades era solo el de la familia.

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La madre o el padre que se queda con los hijos debe comenzar a vivir una nueva soltería, no una soledad.

Decimos nueva soltería porque no hay un matrimonio. Para muchos el término es importante porque la sociedad “exige conductas” según el estatus civil de las personas. Si es soltero tiene derecho a buscar una pareja y formar una familia, un divorciado para muchos es sinónimo de “apestado” o de gente que cometió errores, algo que no ayuda a nadie.

Y es hasta que la persona misma define su propia situación y  la acepta, que la vida retoma su curso.

¿Esto cómo afecta los menores?  Creo que lo puedes ver con claridad a tu alrededor:  hombres o mujeres que interpretan su nueva soltería  a la que vivieron de jóvenes y en un “abrir y cerrar de ojos” se llenan de novios, novias, citas, fiestas, algunos excesos. Y por el otro lado, los que deciden morirse en vida y sepultarse en casa a llorar, vivir sin alegrías, sin gozo, sin amistades y sin buscar la felicidad.

¿Imaginas a los hijos de esos padres? ¿Puedes verlos?

El proceso de aprender a estar soltero con hijos va sobre la idea de aprender a relacionarse de una nueva y mejor manera con los hijos, inclusive con el esposo o ex pareja, y hasta con las familias de ambos. Se trata de sanarse, de poner nuevas reglas, comenzar una nueva vida y a veces lo más complejo: buscar y encontrar una motivación para hacerlo por sí mimos y no por los hijos únicamente.

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Una de las terribles secuelas de los hijos monoparentales es que cargan con toda la culpa que sus padres les impusieron: “Por ti me he sacrificado tanto”, “por cuidarte y darte educación yo dejé esto o aquello”.

Quita de tu vocabulario y mente esas frases tan terribles. Que el amor a ellos sea nuestro principio y fin, nuestra elección y no una culpa que pasar a la nueva generación.

Y por último, recuerda:  las separaciones pueden siempre hacerse de una manera digna y respetuosa. Eso, tus hijos te lo agradecerán toda la vida.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.