¿Será bueno preferir ver siempre el lado positivo de la vida?

La vida es una interminable sucesión de subidas y bajadas, pero ver su lado positivo siempre resulta alentador, aun en los peores momentos.

Erika Patricia Otero

Personalmente, creo que hay tres maneras de ver la realidad de la vida: realista, pesimista o positiva. Claro que esa es solo mi manera de percibir la existencia, tú tienes derecho a pensar diferente.

Las persona podemos “movernos” en estas tres percepciones de la existencia en diferentes épocas de la vida. Lo interesante es que cuando logramos cierta madurez y estabilidad emocional, nos decantamos por una de ellas.

Querer cambiar tu percepción es un gran paso

En mi caso, por años, la manera en la que veía mi vida oscilaba entre el pesimismo y el realismo. Esta percepción estaba acabando literalmente con mis esperanzas y mi fuerza interna. Cansada, comencé a buscar de manera consiente un cambio; para ello necesitaba un ejemplo de vida al cual aferrarme y lo encontré.

No es que ser realista sea malo. Creo que esa era la parte que menos me hacía daño; todo lo contrario pasaba cuando entraba en la incesante fase del pesimismo. Era tal mi estado anímico que contagiaba a mi familia. Yo estaba arrastrando tras de mí un pesado saco de tristeza que me tenía estancada.

Yo quería darle a mi vida un giro. Algo me decía que si ponía de mi parte encontraría algo a qué aferrarme; y esa intuición no estaba equivocada.

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Tras un tiempo de observar la vida de algunos conocidos, elegí a quien sería mi ejemplo. Descubrí que ella era feliz y todo le salía bien debido a su manera particular de enfrentarse a los obstáculos.

Francamente, me tomó un poco de tiempo cambiar, pero las grandes metas se logran de a poco ¿no es así?. Al final, logré implementar en mí una percepción del mundo muy diferente a la pesimista.

Ahora puedo decir que mi manera de enfrentar los problemas cambió por completo; honestamente me siento feliz por mi nueva actitud ante la vida.

El principio de Pollyanna, o la capacidad para ver el lado amable de la vida

El principio de Pollyanna está basado en una serie de historias de la escritora Eleanor H. Porter.

A grandes rasgos, Pollyanna es una niña que posee la habilidad para enfocarse en el lado positivo de la existencia.

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Al quedar huérfana, Pollyanna fue enviada a vivir con su estricta tía Polly. La vida con esta mujer era dura. Sin embargo, la niña jamás se rindió; cada día aplicaba la regla de vida que su padre le enseñó: ver el lado amable de las cosas. Esa actitud la dotó de la capacidad para darle la cara a cada situación desafortunada que se le presentaba.

La manera en que Pollyanna veía la vida no solo la beneficiaba a ella. De a poco, toda las personas a su alrededor se contagiaban de su luminosa personalidad.

De la historia a la psicología

Fue este personaje que sirvió de inspiración a los psicólogos Margaret Matlin y David Stang para plantear el síndrome de Pollyanna como la máxima expresión del positivismo.

Matlin y Stang llevaron a cabo un estudio, este concluyó varias cosas interesantes:

Las personas positivas no están ciegas ante la realidad. Por el contrario, son tan consientes de esta, que se toman el tiempo para observar “lo malo” de la vida. Esto les ayuda a tener un enfoque en lo que a ellos les interesa: las cosas buenas de la vida.

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-Quien hace uso del principio de Pollyanna elige fijar su atención en las cosas positivas. Son consientes de que en la vida hay sufrimiento, pero no le dan importancia; es más, si por un momento pasa por dificultades, se esforzará por darle un giro positivo a la situación.

Otros aspectos sobre el principio de Pollyanna

El neurófisiologo Steven Novella, explica que quienes aplican el principio de Pollyanna no recuerdan los eventos negativos de su pasado. No es que tengan problemas de memoria; más bien es como si bloquearan esos eventos de manera voluntaria porque no les importan.

Algo interesante sobre este “enfoque de vida”, es que hay psicólogos que lo critican y prefieren llamarlo Síndrome. Lo que argumentan es que si bien enfocarse en ser positivo no es del todo malo, puede representar un problema a la hora de gestionar las situaciones difíciles de la vida.

Como alguien que usa este principio como manera de ver la vida, debo decir que no estoy de acuerdo. Puedo decir que no por elegir ver las cosas de manera positiva, perdemos conciencia de la dureza de la realidad. Sabemos enfrentar los momentos difíciles, pero desde una perspectiva diferente. Tal vez sea de una manera menos dramática, la razón es que sabemos “ver la luz al final del túnel”. Honestamente, no le veo nada de malo. La verdad es que no deseo volver a vivir una vida fundida en el sufrimiento de una dura realidad.

Sé de cuenta propia que la vida es un duro trajinar de cosas buenas y no tan buenas; aun así, tú tienes el poder de determinar qué tanto te afectan las cosas. Según las veas, les das el poder de dañarte o de salir adelante airoso y siendo una mejor persona.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.