Tus conversaciones (y las palabras que eliges) te acercan o te alejan de la felicidad

Las palabras que eliges compartir con otros, delinean tu realidad. Tú puedes cambiar tu vida para bien, cambiando tus conversaciones. ¿Te animas?

Marilú Ochoa Méndez

Un día, un perrito entró a una casa abandonada. Explorando las habitaciones, se encontró un cuarto extraño a mil perritos que lo miraron expectantes.  Entonces, él movió la cola alegremente. Al momento, comprobó con delicia que sus compañeros respondían de la misma manera. “¡Qué lugar tan agradable!“, pensó, planeando regresar pronto.

Tiempo después, entró otro perrito a la misma casa, y se impactó mucho cuando miró tantos perros expectantes.  Como se sintió intimidado, gruñó y dio ladridos inquietos, y notó asustado que los perritos le respondían de la misma manera. “¡Terrible lugar!”, pensó, y salió para nunca regresar.

Esta casa, era conocida como “La casa de los mil espejos”.  Sin darse cuenta, cada perrito había recibido lo mismo que él había dado ante su reflejo.

¿Conocías ya esta historia?

En este artículo queremos reflexionar contigo la manera de cambiar tu mundo para bien, cambiando tus conversaciones y tu forma de decir las cosas.  Nuestra intención es invitarte a partir de un artículo del Diario español El País, que también tú considerarás valioso e interesante.

Advertisement

En la casa de los espejos, ¿cómo reaccionarías tú?

¿Qué te parece reflexionar un poco sobre el mundo como una gran casa de espejos?, te invito a preguntarte: En la casa de los mil espejos, ¿cómo reaccionarías tú?

¿Qué ofreces al mundo?, ¿de qué hablas?, ¿qué pensamientos y sentimientos compartes?

Lo que hablamos nos atrapa

Con esta frase, la periodista Pilar Jericó, autora del artículo citado arriba, nos invita a la reflexión.

¿De qué hablas tú con los tuyos?, ¿manifiestas tu inconformidad constantemente?, ¿tienes temas de conversación fijos?

Seguro has escuchado la idea de que es importante expresarnos, y sacar de nuestro corazón aquello que nos agobia. La frase es completamente cierta, pero aquí te queremos invitar a subir el nivel.

Advertisement

Para explicarme correctamente, déjame citar una frase de la política y escritora estadounidense Eleanor Roosevelt: Las mentes grandes hablan de ideas; las mentes promedio hablan de sucesos; las mentes pequeñas hablan de la gente.

¿Debo entonces dejar de compartir lo que me sucede?

¡No!, la idea no es callarte lo que te sucede, sino filtrarlo.

La sugerencia es dimensionar lo sucedido y tamizarlo. Pilar Jericó nos lo dice con palabras muy claras: “nuestras palabras configuran nuestro mundo de realidades“.

La invitación entonces es dejar de rodar dependiendo de lo que indique el viento, los ataques y reacciones de otros, y las circunstancias de la vida.  De tu visión de tu vida depende mucho cómo la vivirás.  ¿En verdad será tan bueno convertir a tu familia y amigos en tu basurero emocional?

Hazlo primero por ti

No me malentiendas, esto no es solo por no agobiar a tus semejantes, es para ayudarte a mirar las soluciones, los retos, los aprendizajes y las posibilidades en lo que te ocurre.

Advertisement

Volvamos al ejemplo de la casa de los mil espejos, imagina que tú has entrado también a ese misterioso cuarto. ¿Qué te ofrecerás a ti mismo?, ¿qué tan agradable será el lugar y el momento para ti?. Con base en tu visión de la vida, que se expresa en tus conversaciones, ¿te quedarían ganas de regresar a la “casa de los mil espejos”? ¿saldrías asustado?

A continuación, te detallamos tres consejos de la escritora española citada arriba, que te ayudarán a conseguir redimensionar y transformar tu realidad.

1 Aprende a conversar

Como sabes, no es lo mismo comer a toda prisa un sándwich comprado en la tienda de la esquina, a sentarte en casa a tomar en tu comedor, con serenidad y una buena copa de vino, tu platillo favorito.  La diferencia entre hablar y conversar es la misma que entre estos dos platillos.

Hablar es abrir el chorro de agua que te pesa dentro, y conversar es paladear las palabras, disfrutar cada trago, y sentir cómo el agua fría te baja por la garganta y te refresca a su paso.

Conversar, entonces, te invita a mirar con perspectiva. Requiere un análisis y reflexión sobre lo que sucede.

Advertisement

Si mantienes conversaciones, obtendrás una proyección de posibles realidades y pasos a seguir.

2 Busca conversar con los tuyos

Alguna vez leí la frase “una mirada limpia, limpia lo que mira”, y me encantó.  Desde entonces, la recuerdo constantemente.  ¿Tenemos esa mirada limpia sobre nuestra realidad que nos permita verla con perspectiva?, ¿la mirada que nos permita sanar la vida conforme la atravesamos? Comúnmente no.

Si logramos en nuestros amigos y familiares establecer conversaciones, obtendremos retos, escuchas activas y la perspectiva tan necesaria para sobreponernos a las adversidades y problemas.

3 Amplía tus temas de conversación

Revisa conmigo de qué temas hablaste ayer con los tuyos. Y si quieres, hagamos un experimento: procura abrir tus temas.  Busca hechos novedosos, enriquecedores, inspiradores.

Rabindranath Tagore, tiene una frase preciosa que nos ayudará a comprender este punto: “Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te permitirán ver las estrellas”.

Advertisement

Anímate a levantar la vista, y buscar perspectiva en lo que te ocurre. Anímate a hablar de cocina, arte, historia, literatura, crecimiento.

Sana tu corazón hablando en positivo

En Mateo 12: 34, el apóstol nos regala una frase hermosa: “de la abundancia del corazón habla la boca“.

Sanemos nuestro corazón con esta opción que se nos presenta: filtrando lo vivido antes de que nos amargue el momento. Hurgando en nuestro corazón y deteniendo con cuidado lo que nos impide crecer.

Tú y yo podemos avanzar mucho si somos constantes. De esta manera, seremos artífices conscientes de una calidad de vida muy superior a la que estamos acostumbrados.

La plenitud que puedes vivir te espera en la punta de tu lengua, anímate a dominarla, y a utilizarla para tu crecimiento.

Advertisement
Toma un momento para compartir ...

Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.