Una buena actitud hacia la vida es la diferencia entre la felicidad y la amargura

Cuando cambias tu actitud hacia la vida, esta cambia para bien todas las veces. ¿Qué cambios estás dispuesta a realizar?

Erika Patricia Otero

La vida es un conjunto de acontecimientos que enfrentamos desde el momento que nacemos hasta que cerramos los ojos y damos la bienvenida a la muerte. Visto de esa manera, parece que fuéramos un grupo de fichas de color que alguien mueve sobre un cartón de parchís, pero no es así.

La realidad es que desde que nos hacemos conscientes de nuestra existencia, tenemos la libertad de tomar nuestras propias decisiones. Por supuesto, cada vez que elegimos algo, nos hacemos responsables de las consecuencias que esas elecciones traigan.

Pero además de las elecciones que hacemos, también en nuestras vidas influye mucho nuestra actitud. El cómo asumamos los acontecimientos diarios, cambia mucho las decisiones que tomamos y por supuesto los resultados de las mismas.

Pero ¿Qué es la actitud?

La actitud es la manera en la que hacemos frente a los retos que pone el día a día. Esa reacción cambia -aunque no lo creas- definen los resultados de tus acciones.

Piensa un poco en las cosas que les suceden a las personas que siempre tienen una manera pesimista o negativa de ver la vida. Casi siempre las oímos quejarse de lo mal que les va, de que las cosas pocas veces les salen como les gustaría; pues bien, mucho de esos nefastos resultados se lo deben a su actitud hacia la vida.

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Al contrario de las personas negativas, a las personas positivas casi todo les sale bien; y lo que no les sale bien es bien recibido, pues tienen la visión del aprendizaje continuo y de no desfallecer a pesar de los problemas y los obstáculos.

Con lo anterior en cuenta, a continuación hallarás 8 actitudes que revelarán el tipo de actitud que tienes hacia tu vida.

1 Tu actitud depresiva revelará un pasado doloroso

Es inevitable en ocasiones sufrir por cosas del pasado. Esos eventos marcan y a veces se empeñan en estar vigentes como si hubieran acabado de ocurrir. Cuando permites que tu pasado controle tu presente, vas a encontrar que solo estás dando vueltas en el mismo lugar, lastimándote una y otra vez con tan solo recordar esos eventos que ya no merecen la pena.

Lo primero que debes hacer para cambiar esa situación, es reflexionar acerca de lo fuerte que esos eventos te volvieron. No te culpes, muchas de esas cosas que te pasaron no fueron tu responsabilidad. Libérate del rencor y el odio, no le hace daño a alguien más que a ti. Te darás cuenta que cuando sanas tu interior, tu vida mejora 100%.

2 Cuándo te resistes a la realidad, tu actitud puede dejar en evidencia tu infelicidad

No aceptar lo que te ocurre, te hará una persona amargada. Aceptar aquellos acontecimientos sobre los que no tienes control, por muy terribles que sean, te fortalece y enseña una lección que te preparará para el futuro.

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La solución es aceptarlos, entre más rápido lo hagas, más pronto pasarán y menos daño te harán. Concéntrate en lo que sí puedes controlar, como lo que haces y sientes para superarlo y seguir adelante, y eso te ayudará a tener optimismo hacia la vida.

3 Si tienes miedo al cambio, tu actitud estará marcada por el nerviosismo

La vida está en constante cambio, así que tenerle miedo a esto es exponerte a vivir en un estado constante de ansiedad.

Trata de desarrollar la capacidad de adaptarte a las cosas inesperadas del día a día; en un principio será incomodo no saber qué va a pasar, pero en la medida que lo hagas, tendrás más control sobre tus emociones y lidiarás con mucho menos estrés.

4 Una actitud temerosa a la soledad, revela una persona que teme pasar tiempo consigo misma

No es secreto que una persona que siempre necesita estar en una relación o rodeada de amigos, es alguien que teme pasar tiempo con ella misma. Esto es malo porque la soledad te ayuda a conocerte, a amarte y a aceptarte. Cuándo aprendes a amar tu soledad, te darás cuenta que eres capaz de amar más y mejor a los demás.

5 Cuándo tiendes a perder tiempo, tu actitud será de constante expectativa

Procrastinar es igual a perder el tiempo a favor de esperar el momento adecuado o de algo que no se sabe si va a pasar.

Cuando tomas en tus manos la responsabilidad de hacer que las cosas que deseas sucedan y no le dejas nada al azar, estarás mucho más tranquila y confiada en lo que va a suceder.

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6 Cuando te sientes incómoda, tu actitud es de disgusto

Sentirse incomodo con algunas situaciones nos lleva muchas veces a mostrar desagrado. Puede ser que algunas de esas situaciones impliquen arriesgarte a cosas nuevas que te niegas a hacer; de esa manera, estás perdiendo la oportunidad de tener nuevas experiencias.

Ante este tipo de situaciones bien puedes negarte a pasar por un mal rato, pero siempre que puedas asumir nuevas cosas, hazlo, porque seguro el riesgo valdrá la pena.

7 Tu actitud puede dejar en evidencia tu nivel de egoísmo

Esto ocurre cuando te victimizas y sientes la necesidad de ser el centro de atención. Lo peor es que esto te hace susceptible a sentirte lastimado por las cosas que los demás digan, llevándote a sentirte peor contigo misma.

Pese a eso, tú puedes darle un giro a la situación; empéñate en ver las cosas buenas que siempre te ocurren. También puedes optar por hacer cada día algo bueno por una persona. Hacer esto te ayudará a ver que hay personas a tu alrededor que están en una situación realmente difícil y que lo tuyo solo es pasajero (en ocasiones). Además el agradecimiento que viene por tus buenas acciones -aunque sea algo que no esperas- siempre alimenta tu autoestima.

8 Una actitud ansiosa revelará tus deseos de complacer a otros

Vivir en pos de los deseos de los demás, te vuelve una persona ansiosa e insatisfecha consigo misma.

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Acepta que complacer a los demás escapa de tus manos. Solo puedes vivir en pos de tus sueños y deseos; si estos complacen a quienes te rodean está bien, y si no, también. No puedes hacerte responsable de una felicidad ajena que te obliga a ser infeliz .

Las cosas en tu vida cambiarán si comienzas a hacerte responsable de tus actos; pero sobre todo, si modificas tu actitud que en última instancia es tu modo de dar la cara a los acontecimientos de la vida. Cambia tu actitud y tu vida será más feliz.
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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.