Una madre abrumada fue rescatada por tres ángeles en un aeropuerto

Los pequeños actos cotidianos de servicio que tú hagas, cambiarán la vida de muchos. ¿Estás dispuesto?

Marilú Ochoa Méndez

A veces ser madre es como caminar en el desierto.  Las demandas de los hijos, el aseo del hogar, los retos de la maternidad, nos agotan. Nos sentimos agobiadas por el sol inclemente de tanta exigencia, y ansiamos una gota de paz y serenidad.

En estas líneas me gustaría compartirte una historia hermosa de apoyo y solidaridad que experimentó una madre estadounidense al tomar un vuelo con sus dos pequeños.  La grandeza de este testimonio es notar que los pequeños actos de amor y servicio que tenemos unos con otros nunca se quedan ahí, sino que gota a gota inundan la vida de más de uno.

Cuando brindamos un servicio o tenemos un detalle amable con una persona necesitada (de amor, de afecto, de paciencia, de luz), nuestro acto se convierte en una bola de nieve que contagia y empuja a otros a hacer lo mismo. Acompáñame, te contaré una hermosa historia.

Una madre abrumada y tres ángeles

Becca Kinsey sabía que se enfrentaba a un vuelo complicado.  Luego de unas grandiosas vacaciones, volaría sola con sus dos pequeños Wyatt, de 2 años, y James de 5.  Sabía que sería difícil.  Lo que nunca se imaginó, es que encontraría tres ángeles que harían de su viaje una experiencia inolvidable y llena de solidaridad y apoyo humano.

En su cuenta de Facebook, Becca comparte su experiencia, que se ha vuelto viral. Estaba ya en el aeropuerto alistándose cuando se dio cuenta que había extraviado su identificación.  Esto la hizo perder tiempo, energías, y correr con sus hijos en momentos de mucha tensión.

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Ahora, debía hacer fila para la revisión de seguridad, pero Wyatt lloraba desconsolado y James estaba cansadísimo. No tuvo tiempo de pensar a cuál pequeño atendería primero, pues una señora cercana a ella le gritó que se colocara frente a ella, diciéndole con amabilidad: “Sé lo que es eso, no te preocupes”.

Solo unos minutos después, al fin Wyatt dormía en el piso del aeropuerto. Y ahora esta cansada madre se cuestionaba cómo lo cargaría, atendería a James y llevaría también sus pertenencias. En ese momento, se acercó otra mujer, que le dijo: “Dame tus cosas, yo las llevo”, y sin más, la dejó libre para atender a sus hijos, cargando con su equipaje personal y el de la familia Kinsey.

Más tranquila, Becca agradeció a las dos mujeres su apoyo. Entonces, las dos hicieron aún más: le prometieron que ellas se asegurarían de que los tres tomaran ese vuelo. Esta joven madre no salía de su asombro.

Ya ubicados en el avión, comenzó el momento más difícil: Wyatt despertó a gritos pidiendo que lo dejaran bajar del avión.  Luego de varios minutos, al fin volvió a dormirse, pero Becca en verdad necesitaba un tiempo para calmarse y relajar sus nervios, y aquí llegó su tercer ángel: una mujer se le acercó, y tomó en brazos a su hijo invitándola a tomar un respiro.

Además, al llegar a su destino, esta amable mujer los acompañó tomando de la mano a Wyatt hasta que lo entregó en brazos de su padre. Antes de irse, se despidió calurosamente de Becca deseándole una Feliz Navidad. ¡Tercer suspiro!

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La amabilidad nos rescata

El viaje de la familia Kinsey pudo haber sido una experiencia terrible para todos, sin embargo, es hasta hoy un recuerdo invaluable para Becca, que decidió compartir el amor recibido motivando a las personas a donar recursos para una causa bellísima.

Esta madre invitaba a los que se maravillaron con su historia a extender el mar de amor: donar para una fundación que busca dar a niños con situaciones de vida complicadas, un viaje a Disney en el que pudieran disfrutar y divertirse, para encarar con más ánimo su vida cotidiana. ¿Sabes qué es lo mejor? ¡Recaudaron mas de 2 mil dólares!

¿Qué podemos hacer tú y yo?

Personalmente, he sido bendecida por la presencia de muchos ángeles en mi vida, que me han hecho llevaderas situaciones muy difíciles. Y leyendo historias como estas, siempre refuerzo la convicción de que un poco de amabilidad a quienes tenemos cerca, es un gran apoyo.

Un pequeño esfuerzo tuyo y mío, seguro será un gran descanso para alguien que libra batallas personales duras.

Repasemos esta lista de gestos amables que podemos realizar diariamente, para seguir propagando esta ola de cariño, solidaridad y amor servicial:

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1 Sé amable siempre

Una frase que me encanta es “quiéreme cuando menos lo merezca, porque es cuando más lo necesito”.  En muchas ocasiones las personas comunican su sufrimiento con un carácter irritable o gestos adustos.  Sin importar lo que te hagan, procura dar siempre bondad y amabilidad.

2 Sonríe

¿Qué te parece si sigues el ejemplo de Mafalda? (personaje icónico del ilustrador argentino Quino): “Comienza el día con una sonrisa y verás lo divertido que es ir desentonando con todo el mundo”.  Sonríe sin esperar que te sonrían.  Sonríe incluso si te tratan mal. Recibir un trato duro no debe ser motivo para sufrir, sino invitación a amar más.

3 Haz algo especial cada día por las personas junto a ti

Podría ser una hermosa meta para ti, y mejor aún, una meta de toda tu familia, el buscar cada día tener un detalle con nuestros semejantes que les haga la vida mas fácil. ¿Te animas?

4 Ora

Una acción con un gran peso y enormes beneficios que puedes hacer por otras personas es orar por ellos.  La ventaja aquí es que al depositar en manos de Dios Padre la vida y necesidades tuyas o de otros, puedes estar seguro que alguien con todo el poder, y capaz de todo y el más loco amor, realmente hará algo por ti y los tuyos.

De niña leí una frase hermosa: “Una mirada limpia, limpia lo que mira”. Que nuestros ojos sepan ser limpios, para que ayuden amorosamente a tantas personas necesitadas de amor, comprensión y apoyo.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.