5 cosas que aprendí cuando mi familia no me apoyó 

Cuando la familia no apoya, aprende a sacar lo mejor de ti. Hay muchas personas dispuestas a acompañarte.

Adriana Acosta Bujan

En nuestra cultura la familia es lo más sagrado, es el pilar que nos ayuda a seguir adelante enfrentando toda adversidad. Ellos son el apoyo incondicional, el amor, la seguridad y la protección que necesita cualquier ser humano para sentirse parte de un grupo. La familia es la guía y la base que forma nuestra identidad.

Cuando la familia falla y no encontramos la ayuda que requerimos en los momentos difíciles, el mundo se viene abajo. Todas nuestras esperanzas y expectativas se derrumban, puesto que sin pensarlo creemos que ellos son las personas que necesitamos para salir adelante y sanar nuestro dolor.

Pero como todo en la vida, hay familias que aunque compartan el mismo código genético, no son muy dados a brindar ayuda, sino a criticar, juzgar y destrozar a sus propios miembros. Y lo único que se puede hacer es aceptar y respetar sus decisiones, puesto que será un desgaste psicológico tratar de cambiar ideologías o sentimientos que van en contra de lo que una persona en realidad desea hacer por otra.

Esperaba más de ellos…

Nunca fui muy cercana a mis familiares, solo convivíamos en algunas fechas importantes como Navidades, cumpleaños y funerales. Durante mi juventud, tuve la oportunidad de radicar en otro estado en el cual viví por 10 años; en ese tiempo nunca tuve contacto alguno con ellos. Sin embargo, por cuestiones del destino y con mi vida destrozada me vi en la necesidad de regresar al lugar donde mis familiares vivían, imaginándome que ahí iba a encontrar el apoyo familiar que tanto deseaba mi corazón.

Fueron muchas mis expectativas, creía que por tener una relación sanguínea con mis familiares ellos me iban a querer y apoyar; sin embargo fue todo lo contrario, fue una desilusión absoluta de la cual tuve que aprender algunas cosas.

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Cambiando pensamientos

Mi historia es un ejemplo de cómo las familias -ya sean padres, hermanos, tíos, primos o abuelos-, no siempre son las personas que pensamos que son; a pesar de tener un lazo único que es el genético. Sin embargo aprendí:

1 Aceptarlos y amarlos como son

Existen muchas maneras distintas para expresar el amor. Si pensamos que solo hay una forma porque lo hemos aprendido durante la infancia, estaremos cometiendo un error que puede llevarnos a la frustración. La idea que se debe rescatar en este punto es que todas las personas son distintas y que unos son muy dados a expresar sus sentimientos y otros no, eso no significa que no te aman.

Por tal razón, será importante aprender esas formas de amar y aceptarlas, aunque estén en contra de tus ideologías. Al final de cuentas, al hacerlo te sentirás mucho mejor, puesto que ya no esperas recibir nada a cambio.

2 La ayuda no siempre es económica

Algunos familiares piensan que siempre la ayuda que espera recibir un miembro en casos difíciles y adversidades son las económicas; sin embargo, no siempre es así. Claro el dinero puede resolver muchas cosas pero en realidad lo que espera una persona que busca a sus familiares es la empatía, el apoyo, los consejos y sentirse protegido.

Para deshacer esas ideologías falsas sobre el dinero, es recomendable comenzar a tener un contacto más estrecho con los familiares, expresando en realidad cuáles son tus verdaderas necesidades. Al final de cuentas, pocas son las personas que son empáticas con el sufrimiento ajeno.

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3 La ayuda no siempre viene de la familia

En ocasiones se genera un desgaste psicológico cuando la persona afectada desea acercarse a los familiares, sobre todo cuando ellos mandan señales indicándote que eres una persona indiferente e irrelevante para sus vidas.

Por tal razón, busca ayuda y apoyo en otras partes; recuerda que los amigos o incluso personas que solo llegaron a tu vida por algunos instantes, pueden ser las personas ideales que pueden sacarte del problema y darte lo que necesitas.

4 La capacidad y el coraje que existe en tu interior

Muchas veces cuando creemos necesitar de los demás para salir de un problema es cuando de repente se descubren cosas en el interior que se desconocían, como la fuerza, el coraje, la valentía y la fortaleza.

Como decía mi abuela: “todas las adversidades u obstáculos que encontramos en nuestro camino, tienen una razón de ser”; por tal razón, deberás aprender a sacar tu fuerza interior y darte cuenta que eres una persona que puede vencer y luchar -aún sin ayuda- para llegar a su meta y encontrar la felicidad.

5 Perdonar y seguir adelante

Si dedicas mucho tiempo en pensar en los problemas y en que tus familiares no te ayudan en esos momentos de angustia, será un desgaste físico y emocional. Por ello, perdona para seguir adelante, desechando todo sentimiento de rencor, amargura, frustración y odio.

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Cambia tu manera de pensar y enfócate en ti; reflexiona y toma un tiempo para agradecer por la vida de tu familia y bendícelos todo el tiempo que te sea necesario. Incluso, ayúdalos y apóyalos cuando ellos lo necesiten.

La familia es lo más sagrado, aún cuando no sea como se espera. Deja fluir la relación, deja que el tiempo actué a tu favor para que en algún momento puedas ayudarlos. Ámalos y bendícelos, de esa manera te sentirás mucho mejor ¡hazlo por ti!

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Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.