Aunque te hayan dañado, darte la oportunidad de amar de nuevo vale la pena

"El amor, a quien pintan ciego, es vidente y perspicaz porque el amante ve cosas que el indiferente no ve y por eso ama". José Ortega y Gasset

Erika Patricia Otero

Mi última relación sentimental fue en 2011. Quedé tan dañada, que por años no la tomé en cuenta como si hubiera sido una relación afectuosa. Sin embargo, al hablar con algunos conocidos me vi cambiando de opinión. Sus observaciones objetivas me ayudaron a comprender lo que no entendí en mucho tiempo.

Por ejemplo, entendí que esa relación me permitió ver la persona que yo era y debía dejar de ser. Pude darme cuenta de lo que busco en una relación y al tipo de hombre que no quiero volver a encontrarme jamás en mi vida. Descubrí la capacidad que tengo para dar de mí de manera desinteresada y mi habilidad para soportar la maldad dirigida hacia mí; por lo tanto, aprendí a poner límites y a amarme más. Sí, esa relación cuenta porque cumplió su misión y me ayudó a entenderme más, a amarme más.

Es una realidad innegable que si una relación amorosa se termina, es porque las cosas entre las dos personas no van bien. Ya se trate de infidelidad, mentiras, algún tipo de abuso o lo que sea; una relación termina -en muy pocas ocasiones-, “en buenos términos”.

Un fin y un nuevo comienzo

Cuando una relación llega a su fin de buenas maneras el dolor del rompimiento es más fácilmente superable; por supuesto, esto sucede cuando ambas personas son lo suficientemente maduras, honestas y emocionalmente inteligentes con ellos mismos y con el otro. Pero cuando no pasa de esa manera, el dolor y sufrimiento pueden prolongarse por mucho tiempo.

El tiempo es lo de menos cuando se trata de pasar la página. Las heridas emocionales son las que impiden muchas veces que las personas quieran darse una nueva oportunidad en el amor. Incluso, a veces sucede que desean hacer pagar a todas las personas que lleguen a su vida el daño que otro les hizo.

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Por igual todos llegamos a sufrir por un mal amor en algún momento, pero no hay que negarnos la posibilidad de amar de nuevo. Ceder al temor de equivocarse de nuevo es fácil y te restringe, pero hay que encontrar valor para darle una nueva oportunidad al amor.

En mi caso, quedé con mucho miedo hacía los hombres. Sé que no puedo poner a todos en el mismo concepto, también estoy clara de que así como hay hombres “malos”, también hay mujeres increíblemente crueles, pero es inevitable no tener prevención.

Después de superar ese evento, que me tomó años, ahora estoy segura del tipo de hombre que busco y lo que deseo vivir en una relación amorosa. Esa es la razón por la que no me permito desviarme en relaciones sin futuro llenas de promesas vanas, y menos me permito desviarme del camino por una atracción o pasión momentánea.

Está permitido equivocarse, pero no permanecer en el error

Cuesta mucho salir de una relación afectiva tóxica. Aún así, la realidad es que después de que te das cuenta de que mereces un mejor trato, respeto y paz mental, te alejas sin mirar atrás y tan rápido que te sorprende no haberlo hecho antes.

Por años creí que no sería capaz de escapar de esa dependencia afectiva tan dañina; sin embargo, cuando decidí hacerlo, no me costó nada poner espacio de por medio. Lo difícil fue darme cuenta que él se negaba a dejarme ir. Pese a que él tenía un nuevo amor en su vida, su empeño por dañarme fue tal que llegué a odiarlo.

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Por fortuna, el tiempo y mi fuerza de voluntad me ayudaron a encontrar de nuevo la paz que merecía y finalmente desistió de perseguirme, dándome así la oportunidad de seguir con mi proceso de sanación.

Mi libertad me costó años de esfuerzo recuperarla, pues las ataduras emocionales pueden llegar a ser irrompibles; aún así lo logré y seguí adelante. Tras años de estar equivocada y en una mala relación, ahora sé lo que quiero para mi vida y lo que merezco, pero también lo que estoy dispuesta a dar a alguien que quiera ocupar un lugar en mi vida.

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Amar no es igual a sufrir

Muchas novelas y cuentos de hadas nos venden la idea de que el amor de verdad llega tras mucho sufrimiento, pero las cosas no son de esa manera. Una persona que te ame bien jamás te hará sufrir, aún cuando aunque deje de amarte, pues te respetará y no querrá jamás herirte.

No confundas amor con sufrimiento. Quien te ame va a esforzarse por que te sientas feliz a su lado y por demostrarte lo que siente por ti. Además de lo anterior, te ayudará a ser la mejor versión de ti mismo, y si siente que debe decirte las cosas que no le gustan de ti, siempre lo hará desde el respeto.

Lo que debes hacer para que un buen amor llegue a tu vida, es cultivar en ti mismo lo que deseas encontrar en una buena persona. Nadie puede dar de lo que no tiene y por lo tanto dará solo lo que guarde en su corazón; es por esa razón que muchos no dan más que desprecio, porque están dañados por dentro.

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Lo que nunca debes permitir, es que el mal que te hicieron marque el ritmo de tus relaciones futuras. La única y mejor forma de lograrlo es que te perdones y perdones. Pero recuerda: perdonar no es igual a volver una y otra vez por el mismo camino y con las mismas personas. Perdonar es recordar los eventos de un pasado trágico sin dolor alguno, siendo conocedora de lo que aprendiste y capaz de seguir adelante colmada de paz y sabiduría.

Ama, y cuando lo hagas hazlo con intensidad, con entrega total y sin miedo. No se pierde por haber amado aunque te hayan amado mal, pero siempre es mejor amar y ser correspondido. Para ello solo cuida de conocer y atraer a la persona indicada.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.