El autosabotaje te hace daño, trátate con más amor

No dudes de tus capacidades, no te culpes, no pienses en el qué dirán. Mira al frente, enderézate y toma las riendas de tu vida.

Erika Patricia Otero

Estoy segura que en algún momento de tu vida te encontraste diciéndote a ti misma cosas como:

“No lo intentes porque no podrás”

“Pero ¿¡para qué te vas a poner ese vestido si se te salen las lonjas!?”

“¡Tonta, tonta y re tonta es que eres!”

“… ¿Y si en realidad él no fue a verse con su amigo y está con otra?”

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“¿Por qué me comí esa otra porción de torta?, ahora voy a estar más gorda”

Pasa más veces de las que deberían, pero lo peor es que ese tipo de diálogos internos que son sumamente dañinos, pues te destruyen como no tienes idea.

Autosabotaje

En efecto, decirte cosas que no son agradables y considerar que no mereces esto o aquello te convierte en tu peor enemigo.

A ver, que sí es cierto que debes ser consciente de tus falencias e incapacidades, pero hay un gran diferencia entre ser consciente de lo que no puedes hacer y menospreciarte. Puedes darte una crítica e incluso presionarte para sacar lo mejor de ti, pero siempre desde la benevolencia. Sin embargo, cuando una persona se dice, por ejemplo: “qué fea soy”, se está dañando.

El asunto es que las críticas maliciosas de los demás no son nada comparadas con el daño que puedes hacerte cuando eres tú mismo quien se insulta.

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Formas en las que te haces mucho daño sin darte cuenta

Suposiciones

Cuando tú te remites a lo que piensas que otras personas están haciendo “con el fin de perjudicarte” de alguna manera, estás suponiendo.

Suponer es igual a interpretar el comportamiento de otras personas respecto a ti. Cosas como: “Me dijo que se iba a demorar en la oficina, pero seguro está con los amigos” o “¿Se estará viendo con la otra?”,  son maquinaciones que dañan, no solo a ti sino a la relación que tienes con esa persona; además de que te estresas y angustias de manera innecesaria. Es que te estás basando en tus imaginaciones y no en los eventos.

El remedio es simple: constatas por tus propios medios que es en realidad lo que pasa, o te despreocupas de lo que la otra persona haga, diga o piense  y dejas que los sucesos salgan a la luz por sí mismos.

Al principio es difícil desprenderse de las suposiciones porque necesitas llenar la mente con la información faltante; pese a eso, cuando te relajas y dejas que las cosas pasen o se revelen por sí mismas, te enfermas menos y vives más tranquila.

Dudas constantes de sus capacidades

“¿Será que sí puedo ser capaz de hacer eso?”, “Mmmm, es que no sé si tenga la fuerza para soportar ese cambio de ambiente”.

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La zona de confort siempre es más cómoda, pero el problema es que se trata más del miedo a arriesgarse que de comodidad. Lo peor es que ese miedo es el que te impide descubrir tus capacidades y te pone obstáculos para que te sientas capaz de alcanzar tus metas.

No sabrás de lo que eres capaz hasta que decides a forzarte a ti misma a dejar atrás el miedo y lograr tus metas.

Insultos personales

Palabras como :”tonta”, “estás muy gorda”, “que flaca eres, come más” son insultos que demuestran baja autoestima; además, tienen el efecto contrario de lo que deseas y lo que ganas es que terminas creyéndotelos.

En su lugar, cambia las expresiones por “Tú eres capaz”, “Puedes lograrlo”, “Estás muy bonita hoy”, “Mira que ojos tan bonitos tienes” y el reflejo en tu espejo cambiará de la misma manera que la percepción que tienes sobre ti.

Culpa

El sentimiento de culpa está fuertemente ligado a las creencias con las que fuimos criados.

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Muchas personas se sienten culpables por negarse a hacer algo que no querían; otras más sienten culpa por comer un trozo más de pastel. Hay quienes se sienten culpables por desenmascarar a alguien deshonesto. Pero también hay personas que se sienten culpables por no hacer lo que los demás esperan de su persona.

La situación es que debes perseguir tu felicidad aunque eso signifique defraudar a otros. Tienes el derecho a vivir tu vida como tú quieras aunque muchos no estén de acuerdo.

Malinterpretar lo que otros dicen

Pasa muy a menudo que las personas actúan de cierta manera, y no falta quien sienta que esa acción le lastimó. Eso suele generar rencillas, pero el asunto es que muchas acciones no tienen la intención de herirte, y a veces ni siquiera van dirigidas a ti.

Recuerda: La gente hace cosas, tú eliges si te dañan o no.

Ansiar demostrarle a los demás de lo que eres capaz

A la única persona que le debes demostrar tus capacidades, es a ti mismo. Es verdad que a veces quieres demostrarle a las personas que te llamaron fracasado que no lo eres. Pese a eso, la realidad es que no puedes llevar en tu espalda la carga de lo que otros piensan de ti; eso es asunto de ellos. El deber de tuyo es esforzarte por ser feliz logrando tus metas y viviendo tu propia vida, porque no puedes controlar lo que los demás piensan de ti.

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Querer complacer a otros

Una cosa es hacer algo para favorecer a alguien de vez en cuando, y otra muy distinta es que todo lo que hagas pretenda adecuarse a las necesidades de alguien.

Complacer a los demás te daña porque terminas haciendo lo que otros desean y no lo que tú quieres; el resultado será que te volverás un ser humano infeliz y resentido contigo mismo por no tener la valentía de hacer tu propio camino.

Pensar en el qué dirán

Jamás vas a tener a todo el mundo contento. Por eso, lo que debes buscar es tu autorrealización y no atender a lo que van a decir los demás de ti, pues complacer a todo el mundo no es tu obligación.

Ve por la vida sin importar lo que otros digan a piensen de ti y te aseguro que alcanzarás más metas de las que jamás creíste lograr.

Ten siempre presente que de la misma manera que puedes convertirte en tu peor enemigo, también puedes y debes ser tu mejor amigo. Si tienes que corregirte, hazlo, pero siempre con amor.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.