Mujer, salvarte de tus propios demonios debería ser tu principal meta

Eres dueña de ti; por eso aprende a conocerte y a hacer los cambios necesarios para avanzar y no quedarte estancada.

Erika Patricia Otero

Crecer y ser la mejor versión de nosotras mismas, debería ser una de las metas principales de toda mujer.

Es un hecho que todos cambiamos con el paso de los años; aún así, en lo más profundo de nuestro ser seguimos siendo las mismas. Somos iguales en nuestros valores y principios; es necesario que así sea porque son los que cimientan nuestra estabilidad. Esos valores y principios son indelebles y nos mantienen en pie en los momentos de adversidad.

Sin embargo, hay situaciones que muchas veces preferimos mantener por temor al cambio; porque es mejor seguir en lo mismo aunque nos enferme o nos haga infelices.

A veces, cambiar es volver a nuestras raíces, respetarnos y amarnos a nosotras mismas

Te pondré un ejemplo con el que quizás te identifiques, ya se trate de tu propia historia o de la de alguien más.

Hace años conocí a una persona que me puso el mundo al revés. Era, tal vez, la primera vez que me enamoraba de alguien que me correspondía y eso me hizo sentir especial.

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Como toda relación, empezó siendo un sueño, pero con el tiempo fue cambiándome a un punto donde no me reconocí. En cuestión de cuatro años perdí a la mujer que era. Pasé de ser alguien centrada y feliz, con valores y principios sólidos, a ser una mujer preocupada, nerviosa y celosa que perdió su norte por alguien que jamás la quiso realmente. Fueron cuatro años de tortura emocional a las que yo voluntariamente me sometí.

Cuando todo se terminó, tengo que ser muy honesta, fue un alivio. No puedo decir que dolió, ya había dolido mucho por años; al contrario, fue un alivio, una especie de liberación mental y emocional que hoy no termino de dar gracias por haberme liberado.

Luego de terminada esa relación tuve que empezar a recoger los pedazos. Junto a él cambié mucho y no de buena manera; así que tenía que luchar por sacar de mí todo lo que no me gustaba, prácticamente reconstruirme desde los cimientos. No voy a engañarte, eso me ha costado años, pero progresivamente lo estoy logrando.

Cambiar es bueno, mientras sea para bien

Todos hemos tenido que lidiar con profundas heridas emocionales. Éstas, al igual que las físicas, dejan cicatrices y enseñanzas. La diferencia es que muchas veces las enseñanzas que dejan las heridas emocionales no son vistas como escalones para avanzar, sino que generan deseos de venganza y mucha amargura.

Cuando una persona permite que su alma se contamine con tan malos sentimientos, progresivamente se pierde a sí misma. Cuando alguien está así de herido, es capaz de hacer cosas abominables en contra de otros, que terminan dañándola.

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Sí, reconozco que al principio en lo único que piensas es en cobrar lo que te hicieron; pese a eso, cuando puedes dominar esa parte instintiva, terminas por comprender que lo mejor para ti es aprender de lo que paso y seguir adelante.

Es acá donde usas como escalones todas esas cicatrices morales, para traspasar los muros de tu propio ego. Esa es la mayor diferencia entre alguien que escoge hacer lo correcto y quien prefiere morir de amargura.

Elegir siempre es una opción, y si deseas vivir con paz mental, sabiendo que eres fuerte, tendrás una buena vida; una mejor que si optas por dañarte dañando a otros.

¿Eres capaz de reconocer cuándo necesitas reconstruirte?

Todos somos capaces de hacerlo. La situación es que -lastimosamente- necesitamos estar en el fondo del pozo para querer salir. Es lo que pasa con las personas que sufren de una adicción o quienes viven en relaciones abusivas.

Si tienes un familiar que sufre una adicción, debes saber que solo habrá un cambio real cuando sienta que ya no puede más. Es lo mismo que cuando una persona vive una situación de malos tratos constante. Ellos saben que sufren, que son infelices; sin embargo, el miedo les domina. Se necesita de mucha fuerza de voluntad y valentía para querer salir de una situación como esa y reconstruirse.

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Lo mismo le ocurre a muchas de las personas a las que se les descubre una enfermedad crónica. A muchos pacientes con diabetes o enfermedades cardiacas les cuesta mucho hacer un cambio en la dieta y su estilo de vida; aunque estos refieran una mejor calidad de vida.

Como sea, todos somos capaces de reconocer que merecemos y necesitamos un cambio; el asunto es contar con la voluntad necesaria para hacer el cambio. La situación es que somos seres que nos adaptamos a las diversas situaciones que nos da la vida, pero esa adaptación toma tiempo; por eso, hay tanta resistencia al cambio.

Hazte respetar, pero antes respétate a ti misma

Más que el respeto que les exiges a los demás, lo principal es tener claro que te respetas a ti misma. Solo respetándote a ti sabrás cuando alguien te está irrespetando y serás capaz de poner límites. Cuando aprendes a distinguir cuáles son tus límites es más fácil evitar personas y situaciones que te lastimen.

Sin embargo, van a presentarse en la vida eventos que te fuercen a hacer un cambio en ti y es acá donde tú debes saber qué lado elegir, si el del crecimiento o el de la amargura y la autolesión.

Puedo decirte por mi propia experiencia que cuando decides cambiar para mejorar, todo a tu alrededor comienza a mejorar. Por eso te pido que si sientes que necesitas cambiar algo de tu vida, no temas. Toma el riesgo porque merece la pena salir de toda situación complicada e incluso volver sobre ti misma más fuerte, más hermosa. Mereces ser una mejor versión de ti.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.