He aprendido más de mi sobrino que él de mí

Tus sobrinos cambian tu manera de ver y entender el mundo. Y ser tía ha cambiado mi vida para bien.

Erika Patricia Otero

Mi hermana comenzó trabajo de parto unos 4 días antes de que mi sobrino viera la luz. Él nació un lunes 11 de diciembre, y no solo cambió la vida de ella, sino la de mi madre y también la mía.

Yo cuidé de él durante sus primeros días de vida, ya que mi hermana estaba muy indispuesta por las dificultades de su parto. Lo bañaba, vestía, acunaba y dormía siempre que me fuera posible; era un bebé, y como todos los niños recién nacidos me daba mucha ternura e infinitos deseos de cuidarlo.

Desde ese tiempo hasta ahora las cosas no cambiaron mucho. Ya es un niño de 12 años con necesidades diferentes a las de un bebé pero sigo cuidándolo de vez en cuando, ayudándole en lo que pueda y procurando que tenga una vida mejor de la que yo pude tener a su edad. Sí, efectivamente no es mi hijo, pero siempre deseo lo mejor para él porque sin quererlo es una extensión de mi propia existencia.

¿Cómo cambió mi vida con la llegada de mi sobrino?

La llegada de mi sobrino a mi vida marcó un antes y un después; tal como lo hacen los hijos en la vida de los padres, pero de manera diferente. Si bien en cierto que no llevo sobre mi espalda las mismas responsabilidades que tiene que asumir mi hermana, ciertamente sí que me dio algo por lo cual me siento más motivada a seguir luchando.

Recuerdo que para cuando él nació mis preocupaciones no eran mayores. Todo rondaba en cubrir mis necesidades, un poco egoísta el asunto, por supuesto; pero tras su llegada, mis intereses se hicieron diferentes, quería que no le faltara nada, que en su futuro tuviera una vida feliz, la que todo niño merece vivir.

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Pero además de eso, yo volví a ser niña. Aún hoy jugamos de vez en cuando, vemos películas animadas, salimos a pasear y le compro cosas, mismas que yo jamás tuve. Definitivamente las cosas cambiaron en mi vida y fueron para bien.

¿Quieres saber si eres buena persona? Pregúntale a un niño

Si quieres saber qué tipo de persona es alguien, obsérvalo cuando haya un niño a su lado. Es más, si deseas saber qué tipo de madre o padre serás, observa cómo eres con tus sobrinos.

Seamos honestos, si alguien está en capacidad de revelar la persona que eres, es un niño. Los niños son francos, imprudentes, traviesos a veces al punto de lo insoportable, ruidosos, desordenados, cariñosos e incluso a veces crueles; pero si algo es seguro es que un niño no tiene dobleces.

Yo siempre pensé que no sería una buena madre; sin embargo, gracias a mi sobrino descubrí que la maternidad es mucho más que dar a luz. Yo no soy su madre, eso lo tengo claro, pero sí que me ayudó a saber que no era la persona egoísta y huraña que creía que era, pues tenerlo en mi vida me enseñó lo generosa que podía llegar a ser.

Sí, a veces siento que me exaspera (si las madres se cansan ¿por qué no las tías?). Pero desde luego que son más los momentos que disfruto de él y sus ocurrencias, que los que siento que deseo salir huyendo de su ruido y estrépito.

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Un niño te enseña a querer de una manera pura

Los niños son personas en su estado más puro de inocencia; así que puedes aprender de tus sobrinos a dar ese amor incondicional que solo puede venir de un niño.

Si un niño te quiere, te lo hará saber; si desea ser abrazado o le teme a alguien en particular, tampoco será algo que pueda disimular como lo hacemos los adultos.

Esa es una gran ventaja, ya que los niños no ponen un precio ni una condición a su amor; ellos te quieren o no te aprecian y punto. Y no hay nada más sano que vivir una vida sin poses y sin deseos de complacer a nadie.

La importancia de los tíos en la vida de los sobrinos

No solo los padres resultan ser los únicos mentores de los niños; los tíos y tías también juegan un papel importante en ese aspecto.

Una tía para un niño muchas veces resulta ser una consejera, alguien a quien recurrir cuando no se puede acceder a tener una cercanía con los padres. Un  tío puede ser muchas veces una fuente de consuelo y apoyo en momentos difíciles.

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Un tío o tía jamás remplazará a un padre o a una madre, pero es un hecho de que en momentos de mucha urgencia puede asumir un papel de adulto responsable en la vida de un niño; por ejemplo, cuando por causas de un accidente el pequeño pierde a sus padres.

Si bien quizás una tía o tío jamás ocuparán ese lugar importante de un padre, aquellos podrán ser la fuente de apoyo más cercana, amor y fortaleza a la cual recurrir para solventar la soledad que muchas veces no halla consuelo.

Puedo decirte que jamás imaginé ser primero tía que madre, pero serlo me ha resultado edificante pues descubrí partes de mi persona que de otra manera jamás hubiera podido ver.

Los niños son seres magníficos que pueden ayudarte a ser una mejor persona, te van a amar de manera incondicional, pero por sobre todas las cosas siempre necesitarán de amor y seguridad que tú, como tía, puedes darles.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.